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viernes, 4 de mayo de 2012

Cae la tarde



Cae la tarde. El sol, sin haberse acostado todavía, ha desaparecido tras las casas. Ya no hay luz directa. La penumbre lo invade todo, como si la sombra traída del mundo hubiera engullido hasta el mundo mismo... Es la caverna de Platón, pero sin salida. Lo real, pero sin mito, sin remedio, sin esperanza. Parece que solo es de día por error o por costumbre. Uno se pregunta por qué vivir, y el alma se angustia, y al cuerpo lo embarga una triste fatiga...

Vale más la lucidez, siempre; por ello no hay nada más que hacer, en esos momentos a los que me refiero, que aceptarlos como son. No mentirás, no negarás, no huirás, no fingirás...

Ésta es quizá la primera lección de la filosofía, y su primer efecto.

¿Su remedio? El mismo a lo que se reduce, según Freud, el psicoanálisis: "La verdad, y aún más verdad".

(Foto: Pitt Tristán)

5 comentarios:

  1. Noto mucha nostalgia a tu alrededor hoy.
    Si no hubiéramos conocido el sol, no nos agobiaría la penumbra.
    Besoss

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    Respuestas
    1. La casualidad nos da casi siempre lo que nunca se nos hubiera ocurrido pedir.

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