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lunes, 14 de mayo de 2012

La princesa busca marido

Consultorio sentimental de Pitt el loco.

Hoy traemos un ilustrativo relato de Jorge Bucay:

Había una vez una princesa, que quería encontrar un esposo digno de ella, que la amase verdaderamente. Para lo cual puso una condición: elegiría marido entre todos los que fueran capaces de estar 365 días al lado del muro del palacio donde ella vivía, sin separarse ni un solo día. Se presentaron centenares, miles de pretendientes a la corona real. Pero claro al primer frío la mitad se fue, cuando empezaron los calores se fue la mitad de la otra mitad, cuando empezaron a gastarse los cojines y se terminó la comida, la mitad de la mitad de la mitad, también se fue.
Habían empezado el primero de Enero, cuando entró Diciembre, empezaron de nuevo los fríos, y solamente quedó un joven. Todos los demás se habían ido, cansados, aburridos, pensando que ningún amor valía la pena. Solamente éste joven que había adorado a la princesa desde siempre, estaba allí, anclado en esa pared y ese muro, esperando pacientemente que pasaran los 365 días. La princesa que había despreciado a todos, cuando vio que este muchacho se quedaba empezó a mirarlo, pensando, que quizás ese hombre la quisiera de verdad. Lo había espiado en Octubre, había pasado frente a él en Noviembre, y en Diciembre, disfrazada de campesina le había dejado un poco de agua y un poco de comida, le había visto los ojos y se había dado cuenta de su mirada sincera. Entonces le había dicho al rey:
- Padre, creo que finalmente vas a tener un casamiento, y que por fin vas a tener nietos, este es el hombre que de verdad me quiere.
El rey se había puesto contento y comenzó a prepararlo todo. La ceremonia, el banquete e incluso, le hizo saber al joven, a través de la guardia, que el primero de Enero, cuando se cumplieran los 365 días, lo esperaba en el palacio porque quería hablar con él.
Todo estaba preparado, el pueblo estaba contento, todo el mundo esperaba ansiosamente el primero de Enero. El 31 de Diciembre, el día después de haber pasado las 364 noches y los 365 días allí, el joven se levantó del muro y se marchó. Fue hasta su casa y fue a ver a su madre, y ésta le dijo:
- Hijo querías tanto a la princesa, estuviste allí 364 noches, 365 días y el último día te fuiste. ¿Qué pasó?, ¿No pudiste aguantar un día más?
Y el hijo contestó:
- ¿Sabes madre? Me enteré que me había visto, me enteré que me había elegido, me enteré que le había dicho a su padre que se iba a casar conmigo y, a pesar de eso, no fue capaz de evitarme una sola noche de dolor, pudiendo hacerlo, no me evitó una sola noche de sufrimiento. Alguien que no es capaz de evitarte una noche de sufrimiento no merece de mi, Amor, ¿verdad madre?
Cuando estás en una relación, y te das cuenta de que pudiendo evitarte una mínima parte de sufrimiento, el otro no lo hace es, porque todo se ha terminado.

11 comentarios:

  1. Lo conocía y lo he reflexionado algunas veces para apricármelo a mi vida, pero ¿sabes? las cosas no son exactamente así. A veces somos dueños de nuestros propios dolores. Ese chico elegió estar ahí. Un beso.

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  2. 364 días y noches para reflexionar.
    El sacó esa conclusión bastante acertada.
    Ella, que a hija obediente no la gana nadie, hizo lo que pudo y como supo.

    Pero también se puede razonar este cuento de otro modo.

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  3. Y si la princesa va a vivir al lado de la pared de la casa de él?

    Beso

    (yo llevo dos meses durmiendo en su felpudo. qué curioso, él me llamaba princesa...)

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  4. Cuanta razón tiene este mozo, es una verdadera enseñanza, todo es de color de rosas para una parte de la pareja, pero cuando uno se preocupa por el otro y este solo recibe coces, te da que pensar y al final te retiras, no merece ni tus pensamientos, cuidados o mimos, mejor solo, esperando a tu verdadero sueño, si es que llega, si no, tendrás esas ilusiones y una felicidad en tu interior con la esperanza de encontrarla un día.

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  5. Hay princesas muy catetas... por eso soy tirando a republicana. jajaja

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  6. Y tardó 364 días en darse cuenta de algo que le hubiera evitado perder un año de su vida. Es lo que tiene el pensar, que cuesta.

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  7. La fábula es de origen japonés, a Bucay le falta contar que el pretendiente se disfraza de mendigo y la princesa los primeros 10 meses ni le mira. Así somos las mujeres, caprichosas y crueles, al menos yo, que ninguna se de por aludida.

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  8. Sí, lo conocía y recuerdo que a quién me lo contó le pregunté que el muy atontado del que esperaba se pudo dar cuenta en tres o cuatro noches o mejor, si una mujer pide eso a sus amantes es que yo personalmente paso. Y luego está el tipo... ¿Por qué quería estar con ella? ¿Por princesa? ¿Por rica? ¿Por guapa? Tampoco me parece un gran hombre, sólo uno un poco retardado que se dedica a pedir a los que piden y claro, manos que no dan...
    P.D. Aunque sé que el cuento no está para buscarle tantas cosquillas y la moraleja va por otro lado.
    P.D. Tremenda revelación te acabo de leer Marikosan. ¡Caprichosa y cruel!

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  9. Ya lo conocía, y estoy muy de acuerdo con la opinión de Francesca, cada uno es responsable de su dolor. Muchas veces no sabemos que el otro sufre, y no podemos estar siempre adivinando lo que siente el otro. Otras veces no somos claro y no expresamos nuestro dolor, esperando que el otro se de cuenta y nos molestamos a veces si el otro no se entera. Pero está en nuestra mano expresar nuestro dolor, nuestros sentimientos y nuestras emociones.

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  10. cualquier tipo de relación (hasta de amistad) deberia esforzarse por evitarte sufrimiento, sino, no merece la pena.

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  11. El egoísmo de esa princesa no merecía ni una sola noche... El Amor es completamente e inversamente proporcional a las peticiones, a las pruebas impuestas, a la necesidad de demostración, y por supuesto, si ese es el Amor que busca, ¿cual es al Amor que oferta?... ni un minuto del alma del noble joven merecía la mala forma de amar de dicha dama...

    No conocía el relato, y me ha encantado... sólo tengo una pega, no es que "todo haya terminado" es que "nunca nada había comenzado"... no era Amor lo que se buscaba, era sumisión, complacencia y adoración, y tales sentimientos no son buenos consejeros para amar...

    Gracias por la reflexión Pitt, te sigo notando triste, y me preocupa...:(

    Besazo gigante

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