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viernes, 27 de julio de 2012

La Mujer con mayúsculas

Alguien habrá observado mi inclinación por la mujer, por lo femenino y no es sólo por la pulsión del sexo, sino porque la veo como un elemento transgresor contra lo establecido, contra ese "varón alfa", ese "trabajador antiguo o moderno" que infravalora a la mujer y esa admiración pro nadar contracorriente es muy de misántropos y por tanto del que suscribe. Personalmente aprendo mucho más del sexo femenino y recibo más cariño -sin pensar en eso que estáis pensando- que del
masculino.
Los arquetipos mitológicos de lo femenino aparecen como fuerzas naturales peligrosas -Circe, Pandora, Asarté, la misma Venus-, que se vengan del poder masculino y de la Ley. Toda esta serie de heroínas fatales tuvieron asimismo un cortejo de toda clase de mujeres semianimalizadas, la esfinge, la mujer-pantera, la sirena, la vampira, la harpía. En realidad, desde cualquier campo, no sólo la Biblia -donde además de Salóme y Judit, no se puede olvidar a Dalila, que cortó los cabellos a Sansón, o a la propia Eva, que tienta fatalmente a Adán-, sino también la propia historia -la legendaria Helena de Troya, Cleopatra, Mesalina-, por no hablar de los múltiples relatos mitológicos de cualquier cultura, esta Mujer con mayúsculas es la encarnación del poder instintivo, que amenza el varonil orden establecido.
Hoy en día, habiendo perdido vigencia esa abierta guerra de sexos como tal, no han desaparecido ni mucho menos las proyecciones fantásticas, aunque lógicamente se han transformado. No pueden desaparecer porque, de una u otra manera, habitan tras la ley del deseo, que preside, hombre o mujer, la soledad de lo humano.

5 comentarios:

  1. Todas esas mujeres tenían un hombre al lado...o detrás, o encima...¿por qué continuar diferenciándonos?

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  2. Porque tu no conoces a los hombres. Debes de conocer a "un hombre" y te parece que todo el monte es orégano. Si conocieras a Pepe Deapié o a Pitt Tristán cambiarías de opinión rápidamente. ¡Uhhhhhhhhh!
    Besos.

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  3. No hay nada más maravilloso que EL HOMBRE, en mayúsculas. Perteneces a lo que más adoro.
    Un beso.

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  4. Qué interesante repaso a lo femenino desde lo masculino en la historia. Creo que esos mitos siguen vigentes en ciertos comportamientos masculinos, a nivel subconsciente. Lástima que por no haberlas dejado, por enmudecerlas en el pasado, nos hayamos perdido una mitología creada por y para mujeres. Se me acaba de ocurrir un cuento de ciencia ficción en plan ucronía, qué hubiera sido sí... En fín, Pitt, esto no decae.

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