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martes, 20 de agosto de 2019

Pobres embusteros: Soy la/el más feliz, tú eres un pringado.



Descubro en muchas ocasiones, a través de las confesiones de los propios protagonistas, como estas personas se desviven por demostrarnos lo felices que son. Las leo con pena. Creo que las comprendo. Incluso describiendo situaciones absolutamente lamentables se empeñan en decirnos la plenitud que alcanzan en sus experiencias, y digo que las comprendo porque el postureo actual, la rendición a las redes, al istagram, el facebook o los mismo blogs, nos exigen mostrarnos pletóricos, alegres y felices ante el mundo. Esto es lo que sugieren esos “grandes aventureros”, que igual hacen el Caminito del Rey que se asoman al Trolltunga para hacerse la famosa foto (tras una extenuante y exigente caminata de doce horas para lo más preparados) o el ciclismo de montaña en el Yungas Road North en Bolivia.
Eso mismo ocurre con las experiencias sexuales que se relatan, con los logros profesionales o las supuestas virtudes de nuestros maravillosos descendientes.

Sólo se enseña lo espectacular, en el mejor de los casos, y se calla lo que hay detrás.

Mentimos, sobre todo a nosotros mismos, para ocultar nuestras miserias, para olvidar lo que nuestro presente anticipa de nuestro futuro y, para pensar que somos más felices que los demás mortales, nos dedicamos a mirarlos por encima del hombro porque somos incapaces de mirar nuestro hombro y ver nuestra propia miseria.

Siento lástima porque podrían ser personas medianamente felices si no quisieran aparentar ser extraordinariamente felices.

El único atisbo de felicidad se basa en cierta libertad y ya nos advertía Voltaire: Es difícil liberar a los necios de las cadenas que veneran.

17 comentarios:

  1. Esto me recuerda a una canción de La Vela Puerca, "hoy me da pena la humanidad, buscando siempre la vanidad, ya no quiero ser." Es muy cierto lo que decis.

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    1. Gracias. Es la dictadura de la moda. De la impersonalidad.

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    1. Y eso no es ninguna desgracia sino una realidad, es la vida misma.

      Besos.

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  3. La realidad nunca miente, por mucho que se difumine. Allá cada cual.

    "Feliz" tarde, saludos.

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  4. La mentira tiene las patas muy cortas, así que a mi no me da pena. De esas personas que quieren aparentar lo que no son. Porque jamás llegarán a conseguir serlo.

    Besos!!

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    1. Así es, ni lo serán nunca ni nunca han sido lo que aparentan.

      Besos.

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  5. Creo que es lógico que compartamos en las redes sociales los buenos momentos, porque al menos yo los malos prefiero vivirlos con mayor intimidad. Distinto es aparentar buenos momentos que en realidad no lo son y ocultar nuestras insatisfacciones. Pareciera que mostrarse felices les hace parecer más listos. A mí me atraen mucho más las personas normales, las que muestran sus debilidades, las que saben reír y también llorar...

    Besos

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    1. Voy a lo segundo, a esa especie de halo de alegría permanente, a ese "espíritu de lucha", y que en la mayoría de los casos resultan del todo patéticos.
      Ya me gustaría resultarte atractivo pero no soy una persona normal, soy un ente superior, siempre feliz y siempre haciendo el amor por todas las esquinas; ¿llorar? eso nunca ¡antes morir que perder la vida!

      Besos.

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  6. Es la nueva enfermedad social de las redes. En mayor o menor medida, todos luchamos por no caer en la insignificancia. El problema es que significancia en redes es virtual y se torna vacua, vacía, cuando el que mira tu tweet o insta story eres sólo tú. Saludos

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    1. Efectivamente. Eso mismo dice Elsa Punset: “El miedo a la insignificancia es una de las epidemias modernas”.

      Saludos.

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  7. Lo que se muestra en las redes sociales, muchas veces suele ser falsa felicidad, simplemente para mostrar al resto de la gente lo bien que les va la vida, dar envidia y mentirse a sí mismos. A su vez, es la esclavitud del "like" o "me gusta", en lo que importa no es lo que digas, la foto, la experiencia, sino lograr una mayor notoriedad traducida en ese botoncito.

    Quién sabe, puede que en el fondo solo deseen ser "influencers" y terminar viviendo del cuento.

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    1. Sí, es como dices, los likes se han convertido en una medida de aprobación. Muchas veces compartimos fotos o contenido solo para validar nuestra imagen a través de las redes.
      Lo que proyectamos debe ser congruente con nuestra realidad. No porque tengamos alguna responsabilidad ética sino porque a nivel psicológico es dañino no ser consecuentes con nuestra forma de vida. Lo que importa es no intentar sentirnos bien a través de las redes sociales ya que se genera un circulo vicioso del cual es muy difícil salir.

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  8. Estamos tan obligados a decir que somos felices, que nos empeñamos en hacer ver que lo somos.

    Un abrazo.

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    1. Que nuestra vida no se convierta en una divertida narración para quien la lee y en una triste historia para quien la interpreta. A fin de cuentas, ¡el único like que debe importar con relación a nuestra vida es el de uno mismo!

      Un abrazo.

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