martes, 30 de enero de 2018
Antonio Colinas
Me llamaste en la noche y yo dormía
Dormía, más logré sentirte al lado
de mi cuerpo y creía que soñaba.
Soñase o durmiese, me llamaste
dulcemente en la noche en que velaba.
Sí, velaba, temblaba, me salía
de mí cuando en la noche susurrabas,
aunque sólo durmiese y te soñase.
Sólo sé... no sé nada; sólo creo
que quizá eras tú quien me soñaba
poniendo yo mis labios en los tuyos.
Sólo sé que brotaste de lo oscuro,
sólo sé que entreabriste mis tinieblas
como una luz que hablase a mis silencios.
Antonio Colinas.
lunes, 29 de enero de 2018
domingo, 28 de enero de 2018
La Praia de Augas Santas. Lugo (La Playa de las Catedrales)
sábado, 27 de enero de 2018
Tristeza y felicidad
jueves, 25 de enero de 2018
Viejas leyendas y cuentos modernos
Cuenta una vieja leyenda que un grupo de demonios, deseosos de dañar al ser humano, escondieron la felicidad en un lugar remoto y hostil, un lugar al cual les daba miedo mirar a los hombres, un lugar donde nunca se les ocurriría buscarla, allá dónde jamás la encontrarían, su propio interior.
El dinero y la felicidad: Historia de un pescador
Un banquero americano estaba en el muelle de un pueblito caribeño, cuando llegó un botecito con un solo pescador. Dentro del bote había varios atunes amarillos de buen tamaño. El americano elogió al pescador por la calidad del pescado y le preguntó cuánto tiempo le había tomado pescarlos. El pescador respondió que sólo un rato. El americano le preguntó que por qué no permanecía más tiempo y sacaba más pescado. El pescador dijo que él tenía lo suficiente para satisfacer las necesidades inmediatas de su familia. El americano le preguntó qué hacía con el resto de su tiempo. El pescador dijo:
“Duermo hasta tarde, pesco un poco, juego con mis hijos, hago siesta con mi señora, caigo todas las noches al pueblo donde tomo vino y toco guitarra con mis amigos. Tengo una vida agradable y ocupada.”
El americano replicó: “Soy graduado de Harvard y podría ayudarte.”
“Deberías gastar más tiempo en la pesca y, con los ingresos, comprar un bote más grande y, con los ingresos del bote más grande, podrías comprar varios botes; eventualmente tendría una flota de botes pesqueros. En vez de vender el pescado a un intermediario lo podrías hacer directamente a un procesador y, eventualmente, abrir tu propia procesadora. Deberías controlar la producción, el procesamiento y la distribución. Deberías salir de este pueblo e irte a la Capital, donde manejarías tu empresa en expansión”.
El pescador le preguntó: “¿Pero cuánto tiempo tardaría todo eso….?”.
A lo cual respondió el americano: “Entre 15 y 20 años”.
“¿Y luego qué?”, preguntó el pescador.
El americano se rió y dijo que esa era la mejor parte. “Cuando llegue la hora deberías vender las acciones de tu empresa al público. ¡¡¡Te volverás rico….tendrás millones!!!”
“¿Millones….y luego qué?”.
“Luego te puedes retirar. Te mudas a un pueblito en la costa donde puedes dormir hasta tarde, pescar un poco, jugar con tus hijos, hacer siesta con tu mujer, caer todas las noches al pueblo donde tomas vino y tocar guitarra con tus amigos”.
Y el pescador respondió:
“¿Y acaso eso no es lo que ya tengo?”.
martes, 23 de enero de 2018
Vuelve el matojo
domingo, 21 de enero de 2018
La fábula de la cebolla o La cabeza de Puigdemont
(Donde pone niña debe poner niño, pero es que soy tan igualitario que lo mismo me da que me da lo mismo. ¡No al sexismo!)
Anédota grabada dePuigdemont de pequeño y su madre.
-Mamá, me voy a comer esta manzana.
-No, hijo, que eso es una cebolla.
- Es una manzana.
-No, es una cebolla.
-¡Es una manzana!
-Puigdemoncito, es una cebolla.
-¡Es una manzana!
-Bueno, pues cómetela.
viernes, 19 de enero de 2018
El té
El té carece de la arrogancia del vino, del individualismo consciente del café, de la inocencia sonriente del cacao.
Okakura Kakuzo
(Esta entrada tiene que ser dedicada para Tracy, gran amante del té, comentarista habitual de este blog, y que tanto nos inspira en el suyo con su buenismo, su todo políticamente correcto, sus diplomáticos comentarios y sus halagos sin medida que se dirigen igual al carpintero como al independentista; al relojero como al animalista; al peluquero como al religioso; al que escribe poemas como al gurú espiritual del universo; al que fuma como al taurino, bueno a estos dos deshechos no, pero siempre es correcta, y eso se cuantifica en los ochenta o noventa comentarios ¡diarios! en sus entradas ¡qué envidia, con lo que se esfuerza uno!, para que luego se piense que no está lleno de gente inteligente y culta este mundillo de los blog, excepción hecha de quien redacta esto. Un abrazo Tracy, va por ti y que Dios reparta suerte).
jueves, 18 de enero de 2018
Poesía: Sin título. Victor Manuel Arbeola Muru
miércoles, 17 de enero de 2018
Palacio de Cristal, del Parque del Retiro. Madrid.
Se siente en los huesos el frío aire de Madrid, ese aire que, como reza el dicho, mata a un gigante y no apaga un candil.
martes, 16 de enero de 2018
Ferdinand
"Se te queda cara de bobo porque la peli es una pasada artística, un divertimento total para chicos y mayores, que hace reír, llorar, gozar y te emociona de principio a fin.
Qué pena que Ferdinand sea una mentira como una catedral; que triste que, una vez más, se manipulen mensajes tan válidos como el amor y el respeto a los animales para intentar engañarnos a todos.
Ferdinand no quiere ser un toro; no es un toro; renuncia a su naturaleza animal. Es un ser humano que, como la inmensa mayoría, detesta la violencia y añora la paz.
Ferdinand rechaza su destino de toro bravo, como si la gallina pudiera renunciar a poner huevos, el perro a andar a cuatro patas o el león a perseguir y devorar al ñu. El mensaje de la película es profundamente antinatural.
Ferdinand dice no al matadero y no a la lidia, supuestos sinónimos del maltrato. Y el paso siguiente sería la total desnaturalización de la sociedad actual.
Lo más grave no es que los niños que abarrotaban el cine sevillano sean los antitaurinos de mañana; lo peor es que la manipulación les lleve a la ignorancia. Si no quieren ser aficionados a los toros, que no lo sean; pero que no los engañen: un toro bravo es un animal y no una persona.
En fin, que en aras del malévolo buenismo imperante, la película Ferdinand es una preciosa, tierna, sensiblera y mentirosa historia".
(Fragmento del artículo de Antonio Lorca en El País)