lunes, 2 de mayo de 2011

Cisnes negros

Una vez que en la mente habita una determinada visión del mundo, se tiende a considerar solo los casos que demuestren que se está en lo cierto. Paradójicamente, cuanta más información tenemos, más justificados nos sentimos en nuestras ideas.
Pero hay excepciones. Entre ellos están los grandes maestros del ajedrez (como Pepe Deapié), de quienes se ha demostrado que realmente se centran en dónde puede flaquear un movimiento especulativo; los principiantes, en cambio, buscan elementos confirmatorios en vez de falsificadores. Es decir, lo que los hace buenos ajedrecistas es la búsqueda de sus propias debilidades. Tal vez sea esto la auténtica confianza en uno mismo: la capacidad de observar el mundo sin necesidad de encontrar signos que halaguen el propio ego.

3 comentarios:

  1. Creo que el ego es un arma de doble filo, en demasía nos convierte en pedantes, si nos escasea, somos unos mindundis, menudo invento este del ego.

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  2. Puf. En lo del ajedrez le has dao. Como ajedrecista oscilo entre lo mediocre y lo malo.

    Lo de la falacia de la confirmación es rigurosamente cierto. Se buscan hechos que confirmen las creencias o los deseos, ignorando las que no lo hacen. Cuando luego no se acierta, los profesionales del tema son también auténticos artistas en escurrir el bulto.

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  3. Vaya "temita", ¡¡¡como ando yo tan bien de autoestima en esos momentos!!!!
    jajajja
    hoy mejor me voy a nadar en aguas menos densas
    salu2

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