En los peores momentos de la vida, ¡que cosas!, vienen a tí tus más amados bienes: el olfato, el gusto, la vista, el oído, el tacto. Y, a parte de otros dones, te traen a la hermana música y a la hermana literatura, que te abrazan y sostienen mientras te vas curando. Cuando todo se desdibuja, suenan sílabas y sones en los que vive lo más vivo de tí, lo más indispensable. Acaso te engañan. Pero deseas dejar que te engañen.
Menos mal que nos queda eso, dejarnos abrazar por ninfas y duendes que nos hagan un poquito más felices.
ResponderEliminarSeguiré pasando por aquí a diario, y por supuesto, tú eres de esos con suerte por el poema de Buesa.
Un beso fuerte.
Una puerta de liberación al dolor y una manera de ahuyentar a la realidad cuando no nos deja tregua.
ResponderEliminarUn abrazo Pitt Tristán.
Soñar al fin y al cabo; dejarse llevar, abandonarse en una mentira que nos haga el mundo más llevadero.
ResponderEliminarEn mi caso la ayuad viene de la literatura. Es una mágica amiga que evade mis problemas y los convierte en risas y amor.
ResponderEliminarPrecioso texto.
Besitos
Dulces engaños, los que permitimos a la imaginación...
ResponderEliminar