LA ISLA DE KIRRIN
Los leías despues del viaje a la ciudad
sobre la cama, en junio o en julio sobre todo,
echada la persiana que dejaba filtrar
olor de albaricoques y pintura caliente
y una luz laminada verde oscura
sobre las bicicletas y los páramos,
las mochilas, las granjas,
el desayuno inglés, la isla de Jorgina:
historia fabulosa de una infancia
a punto de perderse. Porque una vez leídas
todas las aventuras de los Cinco
supuse que tenía que crecer.
¿De qué sirve ser niño, si luego en vacaciones
ningún bote te lleva a la isla de Kirrin?
Tal vez ya sospechaba que los libros
podían ser reloj o calendario
exacto y enigmático del cuerpo.
Aurora Luque. Problemas de doblaje
Pues mira por donde, yo los he leído ya de mayo (de bien mayor, por cierto) y los he disfrutado.
ResponderEliminarHay literatura que es imperecedera, por más que esté pensada para determinado segmento de edad.
Creo que de chaval me leí todos o casi todos. No sólo los del los 5, sino los de las series "Aventura en...", "Misterio...", etc.
ResponderEliminarMe aficioné a la lectura con las novelas de Enid Blyton (persona, vamos a decir que excéntrica).
Tiempos felices los de la niñez, que me has hecho recordar con tu entrada.
Yo como Pepe, he leído a montones de libros de esta autora, todos de los 5, de los secreto, del club de los 7 secretos, de las mellizas en santa clara.... Qué recuerdos, tengo todos los libros guardados como oro en paño para mis sucesores.
ResponderEliminarMarikosan
Sí, yo prefería las mellizas, Elizabeth, Torres de Mallory... los de colegio y bromas de colegiala. Y los de Puck, todavía los releo muchos veranos. ¡Es verdad que el verano sabe a infancia!
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