Hace años, en las panaderías se vendía también leche y huevos. Un día mi madre me mandó a comprar al sitio habitual, donde despachaban unos huevos fresquísimos que agotaban rápidamente. Una vez en la tienda, que regentaba un curtido hombretón de poblado bigote, le dije:
- Quiero dos barras de pan y si tiene huevos, una docena.
Salí del establecimiento con doce barras de pan.
Y seguro que encima, no dijiste nada. Asi somos frente a los malos entendidos, yo soy mucho de callarme.
ResponderEliminarUna docena de besos.
Mariko
Jajaja! Se ve que los tenía grandes, pero más vos, que has tenido que cargarte los 12 panes! jaja un entrada genial Pitt, me morí de risa.
ResponderEliminarTiene huevos...
ResponderEliminarOye, Pitt, yo tengo gallinitas y ponen unos huevos fresquísimos... lástima que sabe Dios donde está cada uno, si no, te quitaba la espinita.
Esas cosas nos pasan de niños y hasta de mayores, los que somos cortadillos nos traemos a casa a veces cosas impensables. Hagamos un cursillo.
Besitos.
...O el más clásico:
ResponderEliminar-Que dice mi madre que si tiene huevos me de 5 euros.
-Toma el billete niño, pero dile a tu madre que no son formas de pedir las cosas.
:)
ja,ja,ja eso por ponerte chulo. O por dejar que alguien pensase que te ponías chulo. O mejor, por desafiar la chuleria escrotal del prójimo. Que deliciosos malentendidos ofrece el lenguaje humano.
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