martes, 8 de noviembre de 2011
Favores sexuales
Un hombre mayor, italiano, que vivía en las afueras de Nápoles, fue a la iglesia local a confesarse. Cuando el sacerdote abrió el tablero del confesionario, el hombre dijo: - Padre... durante la Segunda Guerra Mundial, una bonita mujer golpeó a mi puerta y me pidió que la escondiera del enemigo. Así que yo la escondí en mi altillo. - ¡Esa fue una cosa maravillosa que has hecho, hijo -contestó el sacerdote- No tienes la necesidad de confesar eso. - No padre, es que ella empezó a agradecerme con favores sexuales. - Estando en gran peligro y bajo esas circunstancias, dos personas pueden ser muy tentadas a actuar así. Pero si lo sientes verdaderamente, estás perdonado de hecho. - Gracias, padre. Esa es una gran carga que le saca a mi alma. Pero tengo una duda más. - ¿Y cuál es, hijo? - ¿Cree Ud. que debería decirle que la guerra ha terminado?
En que época viven?
ResponderEliminarSomalia, Israel, y en otros sitios hay continuos conflictos...
Yo creo que es mejor que no le diga nada. A veces una mayor cantidad de información no nos hace más felices y este caso sería un perfecto ejemplo de ello. XD
ResponderEliminar¿Habrà gente así? ..., claro, que tontería.
ResponderEliminarMB.
XD Yo creo que ella también sabía que había terminado.
ResponderEliminarBesos.