Dos buenas amigas, lectoras, seguidoras y comentaristas de este humide blog reclaman una frase, una alocución a la entrada de Los patinadores; la música se expresa por sí misma y me parece que, aunque muchas veces lo haga, no necesita otra introducción para admirar y sentir su belleza, pero no quiero parecer ingrato a la petición de dos mujeres tan importantes como son Ester y Belén, así que añadiré algo en deferencia y dedicado a ellas, a las que adoro por la amabilidad que siempre tienen con este humilde servidor.
Decía Epícteto: Pláton era filósofo, pero no por sus facultades dialécticas, como Hipócrates era médico pero no por su elocuencia. También yo puedo ser filósofo y cojo al mismo tiempo, y sin embargo, no habiáis de imitarme en la cojera para ser filósofos.
La música se expresa sola, ya lo sabemos, pero es que música, esa misma si es el caso, ya la encuentro en mi casa. Y no digo que no aprecie escucharla aquí, pero con una introducción, o un epilogo. Yo visito este blog por las palabras que forman frases, que me hacen pensar, que me hacen reír. Esas por las que vengo aquí en lugar de ir allí.
ResponderEliminarGracias, no quería incordiar. Pero me alegro de haber sentado al ilustrado al teclado.
Y abusando del espacio, Un saludo para Belén.
Gracias por apreciar tanto unas letras. Pero aunque no ponga nada y podamos escuchar la misma música en nuestra casa, estas entradas de obras o de temas, ya sean boleros, jazz, ópera o el retazo de una sinfonía sirven para recordar no para enseñaros nada. Nunca he pretendido descubrir nada con el blog, ni enseñar nada tampoco, sólo producir una chispa -de ahí la brevedad, como una chispa- para que el lector sienta la tentación de ampliar ese conocimiento por otras vías más ilustradas.
EliminarConsidero un cumplido, ni mucho menos un incordio, que tengas ese interés por lo que uno escribe. Gracias de corazón, Ester.
No se me ocurre más que una sola palabra que añadir: gracias. Por romper tu silencio, a pesar de los pesares, y dedicarnos unas palabras de respuesta.
EliminarUn fuerte abrazo, Pitt, y si me lo permites, para Ester, otro de vuelta.