No hace falta bucear bajo el hielo de la Antártida o adentrarse en una cueva no visitada por nadie en treinta mil años para encontrar lo inaudito, ni para descubrir en uno mismo y en quienes lo rodean abismos de extrañeza. Hay una poesía de lo desmesurado y lo remoto y otra de lo más próximo. Las latitudes de Baudelaire y Walt Whitman no contienen más misterio que el breve jardín de Emily Dickinson.
Otra gran paradoja que nos puede deparar agradables sorpresas con mucha frecuencia, la de encontrar lo inaudito, O " extraordinario " que diría yo. El tema esta en que ahondando se puede descubrir.
ResponderEliminarGracias, Pitt, por la reflexión.
Buena apreciación.
ResponderEliminarAdemás, a falta de inaudito, siempre nos queda la imaginación.
ResponderEliminarCreo que la "claridad" de la poesía de Emily Dickinson no es la de un amanecer; sino más bien la de la luz al final de un túnel. La relación de poetas que has traído me parece magnífica. Un abrazo,
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