La forma tópica de los caminos que ofrecen altenativas no necesariamente lineales ni acertadas para alcanzar un determinado centro hace dudar de su capacidad metafórica y no debería importarnos preguntarse tanto sobre cómo se llega al centro o, en su caso, sobre el cómo se sale del laberinto, sino sobre el porqué se entra en un laberinto y dónde comienza este.
Esa es la pregunta clave, donde empezó el laberinto.
ResponderEliminarA veces he tenido la sensación de que si nos quedamos en un mismo sitio quietos y observadores podemos contemplar como se va dando forma abstracta a un laberinto que nos acompaña y a veces hasta marca nuestra pauta...
ResponderEliminarUn abrazo de luz
has visto el corredor del laberinto?.......
ResponderEliminar..... bueno me fui del tema .. yo es que ando dando vueltas todo el tiempo, creo que nací dentro de "el"
y que nos acecha en el centro...
ResponderEliminarUn besín.
No saber dónde empieza suele ser el gran problema, aunque quizás lo ideal sea son ser consciente de que estamos encerrados
ResponderEliminarLa vida es un laberinto llena de falsas puertas y muros de ladrillo, hay que aprender a dar patadas y a trepar muros. Me gusta mucho este escrito, ¡Besos! Gema
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