¿Cuánto vale la brisa que mece los árboles al calar la tarde, una hoja que cae sobre la hierba mojada, un perfume olvidado ganado en el azar que dobla una esquina? ¿Cuánto la emoción de un día de lluvia y cuánto aún la ventana que se abre para recibir al sol de la mañana? ¿Cuánto valen, en verdad, las cosas? ¿Cuál es el valor efectivo de su genuina consistencia, de su verdad, es decir, del bien que albergan y de la belleza que donan?
Foto: Pitt Tristán
Buenas tardes, linda foto..si tuviéramos que decir cuanto vale ella, diríamos que el corazón que ha puesto el fotógrafo en ella su tiempo y ese no tiene precio ..
ResponderEliminarLas cosas tiene el valor que nosotros les queramos dar ..algunas infinito otras, nada y otras tal vez una cifra de ooo a la derecha ..
Una feliz tarde ..besote para ti.
No me cansaba de mirar estos atardeceres desde la terraza de la habitación del hotel.
EliminarBesos.
Un atardecer ya estaba agonizando. Lo médicos le dieron el alta para que no muriera en el hospital. Estaba sedado pero lúcido. En el pasillo su mujer y sus hijos hablaban con el médico llorando; el los escuchaba.
ResponderEliminarSe acecaba el verano. No sabía qué día era sólo que era junio cuando en lugar de estar en el hospital tendría que estar pensando en las vacaciones...Fueron días duros para terminar muriendo como tanta gente que se agarra a una espranza que se convierte en una mentira. Se sentía estafado por la vida; hasta de sus sueños cuando se prometía mejor calidad de vida para disfrutarla, para hacer lo que a uno le plazca sin tener que aguantar en el trabajo principalmente. Algo le carcomía por dentro para enfurecerse con el destino.
Estaba anocheciendo. El celador conductor y su hijo lo entraban en casa. Tenía oxígeno, calmantes, pañales, compañía y una cama ortopédica que la asociación contra el cáncer le cedió gratuítamente. La gente que más quería comentaban fuera de la estancia con murmullos que no cesaban. Alguien lo saludaba con simpatía para darle ánimo o le cogía la mano para ofrecerle el calor humano...La noche estaba tranquila y por la ventana entraba una brisa agradecida que le rozaba la cara. Todo el mundo se fué a dormir porque segúramente la agonía se prolongaría algunos días pues todos estaban agotados de tanto hospital; se irían turnando cada tres horas.
Venían imágenes del pasado; de cuando era niño y su madre se quedó viuda; de cómo supo qué era la escasez y la vida dura para salir adelante. Se paseó con memoria meticulosa a lo largo de toda su existencia; de cómo engañaba, cómo se acostaba con otras mujeres de forma cobarde, cómo engañó a personas que pusieron su confianza o cómo se puso al servicio del dinero por encima de toda su familia y amigos. La conciencia no le dejaba en paz ni un momento porque al final el engañado era él mismo. Había cosas que ya no sabía si eran verdad o mentira cuando era un actor. Se pasó la madrugada en completo silencio si no fuera por la maquina del oxígeno que lo ayudaba a vivir...Qué ha sido de mi vida, se preguntaba cuando ahora justo al borde de la muerte aparece su conciencia también mal trecha. No podía dormir. Fueron tantas las fechorías que le pesaban como el plomo.
Al amanecer supo que en pocos minutos su vida se acabaría. Ya estaba vencido. Pasó toda la noche en plena confesión con el mismo e hizo balance de su vida...Una angustia le recorría por todo el cuerpo. Levantó la cabeza como quién quiere agarrarse a la vida pero las fuerzas ya se acabaron. Su mujer regresaba con agua cuando descubrió el cadaver y los ojos abiertos perdidos en la profundidad...
Joder, Buscador, un relato que no deja indiferencte.
EliminarSaludos.
No tienen precio.
ResponderEliminarQué bonita foto!
Besos.
Exactamene.
EliminarGracias.
Besos.
Yo creo que son invaluables, cómo todo lo bueno, no tienen precio.
ResponderEliminarBesos al alma y feliz lunes.
Así es.
EliminarBesos.
Objetivamente todas valen lo mismo. Subjetivamente ya nos toca ponerles el precio a nosotros con nuestra pistola reponedora. Mejor ponerlas caras y sentir que disfrutamos de esos artículos de lujo porque las tendremos por tiempo limitado.
ResponderEliminarSaber disfrutar de las cosas en cada momento no estaría mal.
EliminarSaludos.
la vida valen...
ResponderEliminary me refiero no a dar la vida por ellas, si no a que como son esas pequeñas (simples?) cosas las que dan valor a la vida...
no se si me explico...
abrazo
Ya lo creo, opino igual, disfrutar de lo cotidiano.
EliminarAbrazo.
¿Cuanto vale el instante que has captado en la foto?
ResponderEliminarAbrazos.
Buena pregunta porque a mi me llena de una manera que llega a emocionar, si echo algo de menos de vivir en el interior es la vista del mar.
EliminarAbrazo.
Mejor no poner precio, que luego pasa lo que pasa.
ResponderEliminarCuando estamos en calma el valor de las cosas es extraordinario!
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