Decía Balzac que: un imbécil que no tiene más que una idea en la cabeza es más fuerte que un hombre de talento que tiene millares. Lo que pasa, como dice mi mujer, es que ahora se muere gente que antes no se moría. Reflexionemos....
Parece que Balzac tuvo con esa frase un rasgo de tremenda modestia porque él era un hombre fuerte, incluída la estatua en la que lo inmortalizó Rodin, y como literato, no en vano escribió una monumental obra para, según su famosa frase de hacerle "la competencia al registro civil". Lo de que "se muere gente que antes no se moría", no lo pillo, y me sabe mal porque tu mujer debe ser bastante aguda.
Vamos poner un poco de miga ajjaja, A ver nadie que se haya ido al otro mundo es decir muerte a venido a decir que no sufre por ello.Vamos así a voz de pronto no conozco a nadie, si es cierto que el que queda sufre ( y no siempre ). Por otra parte últimamente te leo mucho la palabra de imbécil, sé que es el adjetivo calificativo y que se suele emplear para aquellas personas que no son muy inteligentes,pero digo yo ...quién tiene la vara de medir... Con esto y un bizcocho hasta mañana las ocho. Y que no se me olvida pq tal vez sea imbécil pero educada ajjaja te dejo un abrazo fuerte.
Cuando uno se muere empieza la descomposición. El cadáver es un ecosistema complejo que va evolucionando mientras la descomposición avanza. Empieza unos minutos después de la muerte, es un proceso se llama autolisis. Cuando el corazón se detiene, las células se quedan sin oxígeno, aumenta su acidez y se producen diversas reacciones químicas: las enzimas empiezan a digerir las membranas celulares. La autodigestión comienza en el hígado y continúa en el cerebro, donde hay una gran cantidad de agua. Se colapsan los tejidos, se rompen los vasos sanguíneos, también las vísceras y se decolora la piel. Cae la temperatura corporal que adquiera la del medio ambiente, esto es el “rigor mortis” que se aprecia principalmente en la articulación de las mandíbulas, en los músculos del cuello y en los párpados. La rigidez continúa en las extremidades. Con la muerte las células se ven privadas de su fuente de energía y quedan inmovilizadas. En el cuerpo vivo existía una fauna tremenda, compuesta por algunos billones de bacterias y microorganismos que están repartidos por todo el cuerpo humano. Yo creo que en el alma también hay muchos microbios, miles, y estos también se transforman. ¡Total, para lo que servían! El cóctel bioquímico formado por microrganismos, parásitos, células en descomposición, materias místicas y otras mandangas se va autofagocitando, desde el hígado al bazo, al páncreas y a otras glándulas de secreción interna, que van soltando sus líquidos mezclándose con los tejidos en descomposición. Después de la autolisis viene la putrefacción. Esto ya es otro cantar. La carne se pudre lentamente, la piel se ennegrece. El alma que pesaba unos 23 gramos queda reducida al tamaño raquítico de una lenteja, ahora ya no es verde ni viscosa como un moco, ahora es dura como un árido de cuarzo. El abdomen se llena de hongos. Todo es perturbador y repulsivo, sobre todo por el hedor que producen los hongos. Fermentan los azúcares del interior de los intestinos produciendo derivados gaseosos como el metano, el sulfuro de hidrógeno y el amoniaco, que se acumulan en el cuerpo e inflan el abdomen y otras partes del cadáver. El cuerpo se decolora aún más. A medida que las células sanguíneas escapan de los vasos, las bacterias anaeróbicas transforman las moléculas de la hemoglobina, en sulfohemoglobina. El cadáver se llena de ampollas debido a los gases de descomposición, se desprenden grandes zonas de la piel, a veces el abdomen revienta. Empieza la colonización: la mosca de la carne y sus larvas; la moscarda cuyos huevos eclosionan a las 24 horas, de ellos salen larvas que se alimentan de la carne putrefacta, las larvas pupan, y se transforman en moscas adultas, y el ciclo recomienza hasta que no queda con qué alimentarse. La “masa larval” genera mucho calor, elevando la temperatura en el interior del cadáver. La masa larval está en constante movimiento pues se mueven para refrigerarse. Las moscas atraen a depredadores, como ácaros, escarabajos de la piel, hormigas, la avispas etc., que se alimentan de las larvas y los huevos de las moscas. Las aves carroñeras y algunos grandes carnívoros aparecen también. En fin, es un ciclo biológico donde el alma es insignificante, la mística también, los ideales y el mundo simbólico son una entelequia para encandilar al mono que se peina. Abrazos Francesc Cornadó
¡Joder! Pues es una suerte no esterarse de nada, jajajajajaja. Vamos a tener que compensar esta maravillosa, aunque truculenta, exposición que me ha recordado las macabras, pero muy útiles, granjas de cadáveres y la novela de Patricia Cornwell, digo que habrá que compersar con un microrrelato sobre la muerte y alguna parte del cuerpo...
Siempre me resultó fascinante eso de que el alma pesa 23 gramos, FRANCESC CORNADó. Ya se que se han hecho pruebas en el último instante para averigüarlo, y que si que siempre hay esta diferencia entre el último momento de vida y la entrada al ciclo de la muerte. El porqué se me escapa. Un abrazo salut
Dicen que el cuerpo humano pierde 21 gramos cuando morimos. El peso de un puñado de monedas, de un colibrí, de una chocolatina... o quizá el del alma humana"...
Totalmente de acuerdo, la diferencia está que al muerto no vuelves a verlo. Y Los otros se reproducen sin parar, tienen un Don. Un placer leerte Saludos
Definitivamente quiero que me incineren. Casi hecho la pota al leer a Francesc Cornadó, y menos mal que al estar muertos no se van a enterar de nada, lo digo porque aun no pienso morirme. Todos hemos sido imbéciles en algún momento, lo malo es que no lo sabíamos, pero el imbécil que lo es y sigue siéndolo pues eso, que jajajajaja que se morirá imbécil jajajaja. Abrazos
En realidad se trata de un don, porque inteligente se puede llegar a serlo pero imbécil se nace, un don, un don divino.
En cuanto a la cura hay una obra de teatro "Idiota", donde su protagonista Carlos es un hombre que acepta formar parte de un experimento científico mundial que tiene por objeto determinar cómo se puede curar la estupidez.
Ninguna novedad, Mr. Desde novios que mi mujer me lo dice de vez en cuando, así que lo tengo asumido como una ley universal. Soy imbeeeeeeeecil, jajaja.
Cuando estás muerto no lo sabes; si eres imbécil no lo sabes. Igual ocurre. Cuando te estás muriendo sí lo sabes y quizá en tus últimos minutos o segundos todavía pienses; mientras te estás volviendo imbécil no lo sabes, ni tan siquiera lo sospechas. No ocurre igual.
Jajajaja... no bueeeeno, cierto
ResponderEliminarMe agrada verte reír.
EliminarSaludos.
Decía Balzac que: un imbécil que no tiene más que una idea en la cabeza es más fuerte que un hombre de talento que tiene millares. Lo que pasa, como dice mi mujer, es que ahora se muere gente que antes no se moría. Reflexionemos....
ResponderEliminarParece que Balzac tuvo con esa frase un rasgo de tremenda modestia porque él era un hombre fuerte, incluída la estatua en la que lo inmortalizó Rodin, y como literato, no en vano escribió una monumental obra para, según su famosa frase de hacerle "la competencia al registro civil".
EliminarLo de que "se muere gente que antes no se moría", no lo pillo, y me sabe mal porque tu mujer debe ser bastante aguda.
Salut.
yo creo que se cachondea, aunque en el fondo es una redundancia. Dw hecho es una frase muy en la línea de Jim Jarmusch: Esto acabará mal.
Eliminarhttps://draft.blogger.com/blog/post/edit/5656232036565357188/8879302419447744498
Ay qué cierto. Triste pero cierto. Espero no estar incluida, jejejeje.
ResponderEliminarFeliz tarde.
No estás incluida, no estaría leyendo este blog.
EliminarSaludos
Hay imbéciles que se lo saben pero les interesa vivir en y de su imbecilidad.
ResponderEliminarHay tontos que lo parecen y hay tontos que tontos son y hay otra clase de tontos que joden la procesión.
EliminarVamos poner un poco de miga ajjaja, A ver nadie que se haya ido al otro mundo es decir muerte a venido a decir que no sufre por ello.Vamos así a voz de pronto no conozco a nadie, si es cierto que el que queda sufre ( y no siempre ).
ResponderEliminarPor otra parte últimamente te leo mucho la palabra de imbécil, sé que es el adjetivo calificativo y que se suele emplear para aquellas personas que no son muy inteligentes,pero digo yo ...quién tiene la vara de medir...
Con esto y un bizcocho hasta mañana las ocho. Y que no se me olvida pq tal vez sea imbécil pero educada ajjaja te dejo un abrazo fuerte.
Yo tengo esa cara de medir, y tengo magisterio en el asunto, de hecho soy imbécil.
EliminarUn abrazo
Cuando uno se muere empieza la descomposición. El cadáver es un ecosistema complejo que va evolucionando mientras la descomposición avanza. Empieza unos minutos después de la muerte, es un proceso se llama autolisis. Cuando el corazón se detiene, las células se quedan sin oxígeno, aumenta su acidez y se producen diversas reacciones químicas: las enzimas empiezan a digerir las membranas celulares. La autodigestión comienza en el hígado y continúa en el cerebro, donde hay una gran cantidad de agua. Se colapsan los tejidos, se rompen los vasos sanguíneos, también las vísceras y se decolora la piel. Cae la temperatura corporal que adquiera la del medio ambiente, esto es el “rigor mortis” que se aprecia principalmente en la articulación de las mandíbulas, en los músculos del cuello y en los párpados. La rigidez continúa en las extremidades.
ResponderEliminarCon la muerte las células se ven privadas de su fuente de energía y quedan inmovilizadas.
En el cuerpo vivo existía una fauna tremenda, compuesta por algunos billones de bacterias y microorganismos que están repartidos por todo el cuerpo humano.
Yo creo que en el alma también hay muchos microbios, miles, y estos también se transforman. ¡Total, para lo que servían!
El cóctel bioquímico formado por microrganismos, parásitos, células en descomposición, materias místicas y otras mandangas se va autofagocitando, desde el hígado al bazo, al páncreas y a otras glándulas de secreción interna, que van soltando sus líquidos mezclándose con los tejidos en descomposición.
Después de la autolisis viene la putrefacción. Esto ya es otro cantar. La carne se pudre lentamente, la piel se ennegrece.
El alma que pesaba unos 23 gramos queda reducida al tamaño raquítico de una lenteja, ahora ya no es verde ni viscosa como un moco, ahora es dura como un árido de cuarzo.
El abdomen se llena de hongos. Todo es perturbador y repulsivo, sobre todo por el hedor que producen los hongos. Fermentan los azúcares del interior de los intestinos produciendo derivados gaseosos como el metano, el sulfuro de hidrógeno y el amoniaco, que se acumulan en el cuerpo e inflan el abdomen y otras partes del cadáver.
El cuerpo se decolora aún más. A medida que las células sanguíneas escapan de los vasos, las bacterias anaeróbicas transforman las moléculas de la hemoglobina, en sulfohemoglobina. El cadáver se llena de ampollas debido a los gases de descomposición, se desprenden grandes zonas de la piel, a veces el abdomen revienta.
Empieza la colonización: la mosca de la carne y sus larvas; la moscarda cuyos huevos eclosionan a las 24 horas, de ellos salen larvas que se alimentan de la carne putrefacta, las larvas pupan, y se transforman en moscas adultas, y el ciclo recomienza hasta que no queda con qué alimentarse.
La “masa larval” genera mucho calor, elevando la temperatura en el interior del cadáver. La masa larval está en constante movimiento pues se mueven para refrigerarse.
Las moscas atraen a depredadores, como ácaros, escarabajos de la piel, hormigas, la avispas etc., que se alimentan de las larvas y los huevos de las moscas. Las aves carroñeras y algunos grandes carnívoros aparecen también.
En fin, es un ciclo biológico donde el alma es insignificante, la mística también, los ideales y el mundo simbólico son una entelequia para encandilar al mono que se peina.
Abrazos
Francesc Cornadó
Ah, y todo esto ocurre sin que uno se entere.
ResponderEliminarCornadó
¡Joder! Pues es una suerte no esterarse de nada, jajajajajaja. Vamos a tener que compensar esta maravillosa, aunque truculenta, exposición que me ha recordado las macabras, pero muy útiles, granjas de cadáveres y la novela de Patricia Cornwell, digo que habrá que compersar con un microrrelato sobre la muerte y alguna parte del cuerpo...
EliminarAbrazos.
No es lo mismo ser imbécil crónico que ocasional...
ResponderEliminarSaludos
Pues sí, hay quien es imbécil hasta la hora de desayunar y después... todo el día.
EliminarSaludos.
Siempre me resultó fascinante eso de que el alma pesa 23 gramos, FRANCESC CORNADó. Ya se que se han hecho pruebas en el último instante para averigüarlo, y que si que siempre hay esta diferencia entre el último momento de vida y la entrada al ciclo de la muerte. El porqué se me escapa.
ResponderEliminarUn abrazo
salut
Dicen que el cuerpo humano pierde 21 gramos cuando morimos. El peso de un puñado de monedas, de un colibrí, de una chocolatina... o quizá el del alma humana"...
EliminarSalut.
Jajajaj qué bueno eres escribiendo. Qué manera más inteligente tienes de decir las cosas. Eres único.
ResponderEliminarBesos.
Tú que me lees con buenos ojos, jajajajaja.
EliminarMuchas gracias.
Besos.
Totalmente de acuerdo, la diferencia está que al muerto no vuelves a verlo. Y
ResponderEliminarLos otros se reproducen sin parar, tienen un Don.
Un placer leerte
Saludos
Si, es un don, porque inteligente se puede llegar a serlo pero imbécil se nace, lo que dices, un don, un don divino.
EliminarMuchas gracias, un fuerte abrazo.
Hay quién está muerto en vida e inbécil sin saberlo.
ResponderEliminarSaludos
Jajajajajaja, parece que no es exclusivo ni excluyente, jajajajaja.
EliminarSaludos.
Definitivamente quiero que me incineren. Casi hecho la pota al leer a Francesc Cornadó, y menos mal que al estar muertos no se van a enterar de nada, lo digo porque aun no pienso morirme.
ResponderEliminarTodos hemos sido imbéciles en algún momento, lo malo es que no lo sabíamos, pero el imbécil que lo es y sigue siéndolo pues eso, que jajajajaja que se morirá imbécil jajajaja.
Abrazos
Ese será el momento más dulce, cuando quememos esos kilitos de más. Y sin esfuerzo.
EliminarAbrazos.
Una pregunta me hago, ¿el imbécil, nace o se hace?,tanto si nace como si se hace ¿Tiene cura?.
ResponderEliminarSaludos
En realidad se trata de un don, porque inteligente se puede llegar a serlo pero imbécil se nace, un don, un don divino.
EliminarEn cuanto a la cura hay una obra de teatro "Idiota", donde su protagonista Carlos es un hombre que acepta formar parte de un experimento científico mundial que tiene por objeto determinar cómo se puede curar la estupidez.
Saludos.
Y cuando votas a la derecha...
ResponderEliminarSaludos,
J.
La gran mayoría de los votantes de la derecha son imbéciles, cualidad que les identifica con la mayoría de los votantes de la izquierda.
EliminarSaludos.
Ninguna novedad, Mr. Desde novios que mi mujer me lo dice de vez en cuando, así que lo tengo asumido como una ley universal. Soy imbeeeeeeeecil, jajaja.
ResponderEliminarNada nuevo bajo el sol.
EliminarSaludos.
¡La leche! Pues llevas toda la razón, ja ja. Y ahora, eso sí, me he quedado reflexionando. Ay, ay, verás verás. Besos Pitt :D
ResponderEliminarJajajajaja, veremos.
EliminarBesos.
Es lo malo que tiene la imbecilidad, sin embargo la muerte es mucho más compasiva con los vivos.
ResponderEliminarAsé es, jajajajaja.
EliminarPues te doy toda la razón. Quizá...si me convierto en imbécil...puedo ser feliz para toda la vida. Jajajajaja
ResponderEliminarUn abrazo, Pitt
El mismo Freud afirmó que "existen dos maneras de ser feliz en esta vida: una es hacerse el idiota y la otra serlo".
EliminarYo lo pongo un poco en duda porque parece que cada vez hay más gente infeliz y, sin embargo, aumenta la cuota de idiotas.
Un abrazo.
Discrepancia.
ResponderEliminarCuando estás muerto no lo sabes; si eres imbécil no lo sabes. Igual ocurre.
Cuando te estás muriendo sí lo sabes y quizá en tus últimos minutos o segundos todavía pienses; mientras te estás volviendo imbécil no lo sabes, ni tan siquiera lo sospechas. No ocurre igual.
Salud, Pitt Tristán.
Anna Babra