Biografía del hambre
Hay en el hambre un poder que insiste en no aceptar el hambre. No me refiero a ese vicio de carpanta, sino la obsesión de no tener que mencionarla nunca. La historia del toreo está repleta de no aceptarla y los grandes fueron educados en la escuela del hambre. Ese huracán mexicano de cuerpo menguado que se llama Isaac Fonseca es el toreo cuando no es resignación. Todos reconocemos el hambre aún no teniéndola, porque este país de abundancia aún se escuchan los ecos de quien la tuvo. Ese reconocerla por parte de Madrid, a través de la entrega desde el primer quite capote a la espalda, el dominio de la escena, la quietud del valiente, fue clave en Fonseca y su alianza con Las Ventas. Dentro de una novillada de caras feas, buenos cuerpos y movilidad muy matizable, fue el quinto de más fondo y el sexto el más dócil al venirse por fuera amagando rajarse. Álvaro Burdiel demostró otro tipo de hambre, la de hacer un toreo sereno y cabal, dejando nota alta. Santana Claros, que hubo de pasar a la enfermería al finalizar la novillada fruto de una violenta cogida, tuvo menos opciones.
Video resumen:
https://twitter.com/i/status/1526294138580348934
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