Emilio de Justo, rey de una lucha
Es Emilio de Justo príncipe de una lucha, antes de ser príncipe de Sevilla. Recuperado en su fondo y su mente, más encajado y fresco que siempre, guarda Emilio de Justo el sitio de privilegio antes de aquel Domingo de Ramos con la convicción de que un toro le devuelva de nuevo a la cumbre del triunfo en un gran escenario. Una tarde de toreo bueno y de clarividencia de mente, que mantiene su buen idilio con Sevilla. Siempre en el límite de su tarde rotunda que le eleve hacia el Guadalquivir, el extremeño aprovechó las opciones de sus toros una corrida de Garcigrande vulgar y desigual en hechuras que se contagió en el ruedo y en los tendidos. Un público de feria que sirvió como puente a los grandes días, con el eco de la faena de Juan Ortega, mientras que Ginés Marín cuajó una tarde de compromiso y Cayetano pasó sin pena ni gloria, pero con un buen manejo de la espada.
Video:
Cayetano pasó de puntillas por Sevilla, Emilio de Justo dio un golpe de rotundidad tras cortar una oreja de peso a su primero y que el acero le quitara otra en el quinto y Ginés Marín selló una tarde de capacidad ante sus dos toros, dando una vuelta al ruedo en el sexto. Desigual corrida en presencia y juego de Garcigrande.
No hay comentarios:
Publicar un comentario