Lalo de María, una alternativa soñada en Nimes
Manzanares paseó una oreja del tercero
Cumplió Lalo de María su sueño de convertirse en matador de toros en la primera de la Feria de la Vendimia de Nimes, y lo hizo de una forma triunfal. Dos orejas y puerta grande. Una tarde desagradable para el público y toreros por el frío y el viento que se levantó en el Coliseo. Manzanares paseó una oreja del tercero de la tarde y Castella mostró disposición e hizo un gran esfuerzo en una corrida de Jandilla de pocas opciones.
Tras recibir los trastos de su padrino, Sebastián Castella, y brindar su toro de alternativa a su madre, la rejoneadora y empresaria María Sara, Lalo de María firmó un labor solvente por su doctorado. El aire, invitado de última hora, molestó mucho pero no impidió a Lalo firmar tandas de buen gusto por ambos pitones a su oponente de Jandilla, un animal encastado. Lo mató de manera eficaz y cortó la primera oreja de su carrera como matador de toros.
El cierre plaza fue el animal que dio más opciones de la tarde. Lalo de María no dejó escapar la oportunidad de lucirse y apuesto fuerte debutando con derechazos de rodillas. Una vez en pie, Lalo se lució en un trasteo de buen gusto. Tras un pinchazo y una estocada efectiva cortó otro apéndice. Oreja
Tras un comienzo de faena con doblones por abajo de mucho mando, el tercero de Jandilla se rindió a la muleta de José María Manzanares. A partir de ahí, el alicantino pudo torear a placer las nobles embestidas por ambos pitones destacando una tanda al natural. Lo despachó con una estocada recibiendo al toro y cortó una oreja.
Manzanares tuvo que componer con las rachas de viento y con un toro de Jandilla sin clase que se vino pronto abajo. José María intentó buscarle las vueltas, pero fue imposible lucirse con él. Silencio.
Hizo un esfuerzo Sebastián Castella frente al cuarto, un animal áspero y con poco recorrido. A base de paciencia y de poder, el torero de Béziers consiguió robarle algunas tandas notables. Ovación tras aviso.
El segundo de la tarde tuvo que ser devuelto, saliendo un sobrero de Jandilla que no dio muchas opciones de lucimiento. Sebastián Castella intentó corregir las embestidas descompuestas y sin humillar del animal, pero todo quedó en vano por la condición del astado. Silencio
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