miércoles, 17 de septiembre de 2025

Pan y toros. Editorial del miércoles 17 de septiembre de 2025. Mundotoro



El poeta Juvenal escribió en su Sátira X (Roma, año 100 D.C.) que, para dominar al pueblo, ‘Panem et Circenses’. Expresión crítica peyorativa para denunciar cómo los gobernantes se dedicaban a la práctica de ocultar los problemas a la población, con la adormidera del entretenimiento de baja calidad. Definición de populismo. Posteriormente se acuñó el ‘pan y toros’ y más tarde el ‘pan y fútbol’. Casi todo lo que hoy se consume, debate o prevalece, es más ‘pan y circo’ que nunca. Un hartazgo de entretenimiento hábil que sustituye el ocuparnos de los problemas por la preocupación sobre el humo de las cortinas.

Acabamos de comenzar otro capítulo del ‘pan y circo’ con el asunto de lo ‘propalestino’ e Israel. Y la gente está masticando diariamente un indigesto y falsario panorama que, a su vez, sustituye a lo que nos ha de ocupar. Asistimos al uso populista y perverso de la bondad humana, del deseo común de vida, de paz, de empatía con los palestinos masacrados. ¿Quién no se suma a esa corriente ante la barbarie? ¿Quién, en el humo del mensaje engañoso y sesgado, no se pone a favor del animalito al que clavan arpones?

Pero resulta, además, que nos hemos de sumar en coreografía única. Un problema tan de fondo como la coexistencia del estado de Israel y el Palestino, que nace desde el antisemitismo y el genocidio nazi (alemán, europeo) y que pretende dilucidarse en algarabías callejeras, en debates sobre un festival de Eurovisión o el fútbol (por cierto, que no hace nada, se celebró un mundial que blanqueó a un país árabe que incumple la Carta de los Derechos Humanos). Hay un doble uso de una atrocidad humana. El uso doméstico de estrategia política como cortina para otros problemas y un uso electoral evidente.

Los toros, hoy, se han convertido en el contenido inverso del ‘pan y circo’. Es el único contenido nacional libre de cargas populistas. Con un potencial nada desdeñable, su realidad es un dolor de muelas para la sociedad y sus voceros, los medios de comunicación

Los toros, hoy, se han convertido en el contenido inverso del ‘pan y circo’. Es el único contenido nacional libre de cargas populistas. Y, quizá, el único con fondo de cultura real. Es decir, una bomba de relojería para el poder. Con un potencial nada desdeñable (camino de los 20.000 abonados en Las Ventas para la Feria de Otoño), su realidad es un dolor de muelas para la sociedad y sus voceros, los medios de comunicación.

Históricamente, se ha usado al toreo para alimentar el cainismo social: como símbolo de ‘lo nacional’ y como síntoma de barbarie. Malos y buenos. Fachas y demócratas. Dependiendo de si estás a favor o en contra. Un simplismo populista, una cortina de humo. Nadie, en esta sociedad acostumbrada a comer el cómodo puré servido por el entretenimiento, que no obliga a masticar (a conocer su propia historia) cae en la cuenta de que, si el facherío fueran los toros, serían fachas desde Picasso hasta miles de artistas, intelectuales, políticos, músicos…, lo serían también.

Si eso fuera así, resulta que en España y en el mundo habría fachas siglos antes de la aparición del fascismo. Y, lo peor, es que aquellos que deberían echar el puré del populismo adormidera, actores, cineastas, intelectuales, medios de comunicación…han aceptado formar parte del ‘panen et circenses’ actual. Todos menos el toreo y sus actores. Pudiera ser porque no hay presupuestos para ellos, ni entran en la bolsa de reparto de dineros. No entran en ese reparto es ser más libre que todos los que están el reparto. Reparto que amansa, crea pesebre y distrae. Y en el toreo, distraerse equivale a cornada.

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