lunes, 21 de octubre de 2024

"Tomar el olivo", expresión taurina.



 Cuenta la leyenda que el dios Poseidón y la diosa Atenea pugnaban por dar su nombre a la recién fundada ciudad de Atenas. Para resolver el combate, Zeus dictaminó que ganaría aquel que la dotara del don más precioso. Poseidón clavó su tridente en una roca de la que salió un salvaje caballo. Atenea golpeó la roca con su lanza, haciendo surgir un olivo. La diosa fue ensalzada como patrona de Atenas y el olivo como el árbol de la paz. Oliver, que en latín significa olivo, es quien trae la paz.




En el mundo taurino, cuando un torero salta el burladero se dice que "toma el olivo". Esta expresión tiene su origen en el campo bravo, y es que «siempre había algún toro que por cualquier motivo imprevisible veía algo o alguien en movimiento cerca de él y se dirigía hacia él para embestirlo (normalmente se trataba de alguno de sus cuidadores o algún que otro curioso que se acercaba demasiado para observarlo de cerca). Para evitar ser pillado por el toro lo más rápido que se podía hacer era correr y trepar en alguno de los muchos árboles que allí había. Al ser muy habitual la presencia de olivos era allí donde solían subirse aquellos que intentaban salvaguardarse de la embestida, dando lugar al origen de la expresión ‘tomar el olivo’ y que también sirvió para aplicárselo al matador que ante un peligro huye a esconderse tras la barrera/burladero, recordando al gesto que hacían aquellos que se subían a un olivo con la misma intención».


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