Las palabras tienen algo especial. En manos expertas, manipuladas con destreza, nos convierten en sus prisioneros. Se enredan en nuestros brazos como tela de araña y en cuanto estamos tan embelesados que no podemos overnos, nos perforan la piel, se infiltran en la sangre, adormecen el pensamiento. Y ya dentro de nosotros ejercen su magia.
El cuento número trece
Diane Setterfield
Me gustó mucho la novela.
ResponderEliminarFeliz año nuevo!
Es entretenida, tiene su punto.
EliminarFeliz Año, Nena Kosta.
A apuntar
ResponderEliminarNo es que sea espectacular pero es entretenido.
EliminarEs cierto.
ResponderEliminarEs un texto acertado.
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