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lunes, 31 de octubre de 2022

Diego Ventura, lider en el escalafón, en la plaza y en la taquilla

Diego Ventura: Lider en el escalafón, en la plaza y en la taquilla

Más de 200.000 entradas se han vendido en las 50 tardes que ha toreado el genio de La Puebla, con 137 orejas, 21 rabos y 42 Puertas Grandes


Diego Ventura, el rey del rejoneo. Dominador total y absoluto de la temporada 2022. Incontestable e incuestionable. Frente a números, sobran los argumentos. A pecho descubierto Diego Ventura en un ejercicio 2022 para la historia: 50 tardes106 toros137 orejas y 21 rabos. En total, 42 salidas a hombros. Y una encerrona en Mérida, en plena temporada, en plena ebullición de festejos, con lleno en los tendidos y un resultado final apoteósico en trofeos y sobre todo en argumento. Una tarde histórica en una campaña histórica. Diego Ventura. 

Líder en la plaza. Líder en el escalafón. Y líder en la taquilla. Más de 200.000 entradas se han vendido esta temporada para ver torear a Diego Ventura.  Desde el lleno del 28 de febrero en la plaza granadina de Atarfe hasta el logrado en el coso de La Misericordia de Zaragoza el pasado 16 de octubre, cortando un rabo, las actuaciones de Diego Ventura en este 2022 han estado marcadas por dos factores: la rotundidad en la plaza frente al toro y la fuerza en la taquilla. 



domingo, 30 de octubre de 2022

Plaza de Toros de La Misericordia, también llamada Coso de Pignatelli. Zaragoza

En el siglo XVIII, Ramón Pignatelli decidió construir en Zaragoza una plaza de toros para contribuir en la gestión de la Casa de la Misericordia, de ahí su nombre. Casi 50 metros de diámetro, aforo para 10.000 personas y distintas reformas la han convertido en única.


Video de La Misericordia:

https://youtu.be/dXvwL6LlwzI 

Recuerdos taurómacos (fragmento)


Cuando la jienense feria de San Lucas cierra la temporada española, muchos amigos taurinos, y los que no tienen la dicha de serlo, me preguntan: ¿y ahora qué vas a hacer sin toros?

Siempre me ha sorprendido este interrogante, asumiendo de alguna forma que mi interés se limita a lo que acontece en el ruedo, como si allí se circunscribiera todo, el alfa y el omega de la Fiesta. Por ello la respuesta se repite cual mantra: lo que sucede en la plaza es solo la punta del iceberg, la Tauromaquia es grande, muy grande y desborda con creces las tardes de toros, lo cual no es poco.

La forma de vivir nuestra pasión ofrece múltiples vías de expansión: además de la visualización de faenas en televisión o las grabaciones antiguas, tenemos las visitas a ganaderías, a los museos taurinos, a los cosos, las lecturas, la asistencia a conferencias, las charlas y tertulias, que son algunas de las formas de mantener viva la afición y alimentar ese rescoldo con el que calentar nuestros corazones en los duros meses invernales.

viernes, 28 de octubre de 2022

Romance de Fernando Villalón por la muerte de 'Espartero'.

 


                                            Óleo de Jesús Helguera. Espartero."La muerte de un torero"

A sus trece años, el poeta Fernando Villalón Daóiz y Halcón recibió una de las imágenes que más le impactaron en su vida, y que le dejó huellas para siempre. El 30 de mayo de 1894 llega a Sevilla el cadáver de Manuel García, torero conocido en la plaza como “El Espartero”, nacido en la sevillanísima plaza de la Alfalfa.

 

Giralda, madre de artistas,
molde de fundir toreros,
dile al giraldillo tuyo
que se vista un traje negro
.

Malhaya sea Perdigón,
el torillo traicionero
.

Negras gualdrapas llevaban
los ochos caballos negros;
negros son sus atalajes
y negros son sus plumeros.
De negro los mayorales
y en la fusta un lazo negro.

Mocitas las de la Alfalfa;
mocitos los pintureros;
negros pañuelos de talle
y una cinta en el sombrero.
Dos viudas con claveles
negros, en el negro pelo.

Negra faja y corbatín
negro, con un lazo negro,
sobre el oro de la manga,
la chupa de los toreros.

Ocho caballos llevaba
el coche del Espartero

miércoles, 26 de octubre de 2022

Cargar la suerte, según el maestro José Miguel Arroyo "Joselito".

 


 «Cargar la suerte no es echar la pierna para delante, sino apoyar todo el peso de tu cuerpo sobre la pierna de salida. Y hasta lo puedes hacer a pies juntos. Cargar la suerte es entregarse plenamente en el muletazo. Y hay casos en los que se echa la pierna para delante, sí, pero luego apoyan el peso del cuerpo para el otro lado, y eso no es cargar la suerte».

martes, 25 de octubre de 2022

Así será la temporada 2023 en Las Ventas

 

Así será la temporada 2023 en Las Ventas

por Mundotoro


La temporada 2023 será el primer año completo de adjudicación de la plaza a Plaza 1 con el nuevo pliego. Esto trae consigo unas series de cambios con los que la UTE, formada por Rafael García Garrido y Simón Casas, ya está empezando a trabajar.  Como viene siendo habitual, casi con toda seguridad, la temporada comenzará el último domingo del mes de marzo -26- y seguirá con las dos corridas de toros tradicionales del Domingo de Ramos y de Resurrección, prosiguiendo la temporada hasta el mes de mayo. 

 

Será precisamente en dicho mes, cuando se aprecien ya algunos de los primeros cambios notorios que trae consigo la propuesta de Plaza 1. La Feria de la Comunidad estará formada por la tradicional Corrida Goyesca, una novillada con picadores en formato concurso de ganaderías y un concurso de recortadores. 

 

La Feria de San Isidro, con el fin de potenciar la temporada, verá su número reducido a 23 festejos en total, compuestos por 18 corridas de toros –incluida la Corrida de Prensa-, 3 novilladas y 2 corridas de rejones. Como novedad, el ciclo isidril contará con jornadas de descanso.

 

Tras el maratón de San Isidro, en el mes de junio, la programación se centrará en la Corrida de la Beneficencia –el primer domingo tras la feria y cuyo cartel estará formado por los tres triunfadores isidriles-, la Corrida In Memorian y una novillada con picadores con los novilleros triunfadores. 

 

En el mes de julio, continuará el certamen de novilladas con picadores nocturnas con la propuesta ‘Cénate Las Ventas’, reforzando dicho mes con la celebración de tres corridas de toros los domingos en una apuesta de la empresa por la temporada, que continuará con la creación de una Feria para la Festividad de la Virgen de la Paloma con una novillada y un festejo popular en algunas temporadas. Será este mes estival el de más innovación pues también albergará, si todo va con lo planeado, la Feria del Caballo y del Rejoneo con dos festejos a celebrar los últimos fines de semana del mes junto a diversas actividades que relacionen la Tauromaquia con el mundo del caballo.

 

La programación torista será la base durante el mes de septiembre, pues se anunciarán una novillada con picadores en formato de concurso de ganaderías, dos desafíos ganaderos y una corrida concurso de ganaderías. Para finalizar la temporada, se celebrará una Feria de Otoño más extensa, dividida en dos fines de semana, formada por cuatro corridas de toros y una novillada, además de la Final del Certamen de Novilladas sin picadores ‘Camino Hacia Las Ventas’.  La propuesta busca también, como este año, potenciar la fecha del 12 de octubre, elevándola a uno de los carteles más importantes y con mayor expectación de la temporada,  formado por dos toreros triunfadores y de máxima categoría, junto al ganador del certamen de corridas de toros de la Comunidad de Madrid.  

 Bajo estos mimbres, la empresa Plaza 1 se encuentra trabajando en una propuesta ambiciosa y potente acorde a la categoría de la plaza de toros de Las Ventas.

domingo, 23 de octubre de 2022

Historias del toreo que nunca te contaron. Paco Aguado

 


Paco Aguado reúne en este volumen sorprendentes episodios históricos, llenos de datos y de enfoques inéditos que pertenecen a testimonios privilegiados y poco frecuentados de cada época.

Del desastre colonial a la movida madrileña, de Juan Belmonte a José Tomás, de Miguel Hernández a Hemingway… En Historias del toreo que nunca te contaron, el periodista y escritor Paco Aguado confecciona una original reunión de episodios históricos -muchos desconocidos- en torno a la tauromaquia. Desde una visión desacostumbrada, los lectores se adentran a lo largo de las páginas del libro en una historia cultural como puro reflejo de la historia de España. Aguado nos demuestra, de este modo, y con su magistral estilo, que se puede contar la historia de la tauromaquia desde otra mirada.

Los lectores descubrirán sorprendentes hechos en Historias del toreo que nunca te contaron. Por ejemplo, qué vincula al mundo de los toros con el estallido de la Movida madrileña, en los primeros años de nuestra democracia; cómo se vivió en la tauromaquia, desde varias perspectivas, la temporada de 1936, con el alzamiento y la Guerra Civil española; la «revolución estética» que supuso la figura de Juan Belmonte; el papel del poeta Miguel Hernández en la cultura taurina; el antitaurinismo del 98 -con los intelectuales en contra de la fiesta-; o la orteguiana rebelión de las masas a través de la vida de dos hombres antagónicos y a su vez complementarios, Joselito El Gallo y Juan Belmonte.

Además de los interesantes episodios que se cuentan en el volumen, este se acompaña de un aparato gráfico que sorprenderá a todo tipo de lectores. A aquellos que estén familiarizados con el mundo de la tauromaquia y a aquellos que desconozcan su historia.

Paco Aguado, en Historias del toreo que nunca te contaron, realiza una original y rotunda demostración de ese aserto por el que los ruedos taurinos han sido perfecto reflejo de la historia de España. 

viernes, 21 de octubre de 2022

Juanma Lamet, en la Maestranza


El Mundo. 

Texto íntegro de la intervención de Juanma Lamet

Muchos de los valores que llevo en mi particular mochila de vida los aprendí aquí, en esta plaza. Aquí se me grabaron a fuego los códigos más trascendentales, esos que siguen en pie cuando todo lo demás naufraga. La mirada serena, la solemnidad del silencio, la lealtad y la amistad -que viajan juntas-, la dignidad, la vergüenza torera, el honor, la liturgia inmutable de los ritos... Y también esa particular forma del mirar el mundo con el apasionamiento curioso de un aficionado. Porque eso es un aficionado, un apasionado con conocimiento de causa. Y aquí en La Maestranza he conocido yo a los más cabales.

Si soy lo poco que soy es gracias en gran parte a que aprendí a mirar el mundo, de niño, desde un abono del tendido 9 de La Maestranza. Allí, debajo de la banda del maestro Tejera, asimilé yo muy pronto todos esos códigos y los resumí en un solo mandamiento incontrovertible: amarás a Curro Romero sobre todas las cosas. Teniendo la esencia clara, y Curro es la esencia, yo creo que el resto va solo.


Aquí, en La Maestranza, mi padre espoleó mi afición taurina y mi madre la facilitó, cediéndome -más veces de las que seguro le hubiera gustado- su localidad. A ellos les debo el feliz hallazgo de esta escuela de valores. Lo que quiero decir es que ésta es mi catedral y que, desde el fragor vocinglero de Madrid, echo mucho de menos la presencia serena e inconmovible de la Maestranza, una plaza que llevo enclavada en el centro de la vida misma, como si este coqueto óvalo fuera en verdad la aguja del compás de todas las cosas. Porque es muy probable que lo sea. Dicen que todas las plazas son redondas, pero ésta es que nació... redonda.


Lo que quiero contarles esta noche, en la presentación del número 50 de la Revista de Estudios Taurinos, es que estos valores que representa como nadie La Maestranza están en peligro. Si hay una amenaza para nuestro modo de vida, ésa es la del animalismo, que avanza a toda velocidad en nuestra sociedad a lomos de un mensaje buenista, lleno de eufemismos y travestido de mojigatería, pero que esconde una honda pulsión inquisidora. Los animalistas van ganando terreno en España por la sencilla razón de que un alto porcentaje de la población no sabe ¡ni se imagina! cuáles serían las devastadoras consecuencias de implantar en nuestra tierra los postulados de esta devastadora ideología.


No sólo nos toca luchar ahora contra los antitaurinos y contra la querencia censuradora de los partidos que quieren prohibir los toros. No. También nos enfrentamos a un cambio de paradigma social, en el que se nos quiere imponer el animalismo como filosofía de vida. El Séptimo de Puritanía nos coloniza con su galope reaccionario desde las redes sociales y desde las zonas tibias del debate público. Al compás de su trampantojo victimista, bajo la bandera falsa del ternurismo y aprovechándose de la nueva ola del mascotismo, el animalismo nos trae la buena nueva de la extinción de la raza humana como dominadora del mundo. Así de dramática es la bocina de alerta que quiero hacer sonar aquí esta noche. Porque el animalismo, dicho "pronto y en la mano", como Antoñete, supondría sencillamente el fin de nuestra cultura. Por eso en el orbe taurino tenemos que potenciar nuestras fortalezas, porque estamos librando una batalla vital: la de la propia libertad del hombre, en su sentido más intrínseco y en verdad trascendental.


Por suerte, como apunta Javier Jaspe Nieto en este número 50 de la Revista de Estudios Taurinos, "las razones para desacreditar el estatus cultural de la tauromaquia se van disolviendo a medida que las sometemos a crítica". Él pone como ejemplo el manido mantra de que "la tortura no es cultura". Es un eslogan con el que se nos coloca el mensaje de que cualquier forma de violencia inflingida sobre un ser vivo por parte de otro no debería considerarse un contenido aceptable. Para empezar, es imposible que se dé la tortura cuando el torturado no huye, sino que ataca. Además, como explica Jaspe Nieto, este lema tan naif de que la tortura no es cultura supondría eliminar, mutatis mutandi, el boxeo o cualquier arte marcial.

El animalismo es una filosofía absolutamente incompatible con nuestra cultura popular. Si se aprobase en España una ley "de bienestar animal" como la que le ha propuesto PACMA al Gobierno, eso sería sólo el primer paso. A largo plazo tendríamos que poner fin a los Sanfermines. A la cecina de León. A la Romería de El Rocío. A la rapa das bestas en Galicia. A la matanza del cerdo. Y no haría vuelta atrás. Habría que cerrar los hipódromos. Diríamos adiós al jamón de Jabugo, al pescaíto frito, a la industria del cuero, a la peletería, al marisco de Galicia. Y a los toros, claro. No exagero ni un centímetro. Esto es exactamente lo que significa el animalismo que propone PACMA y que ha comenzado a ganar terreno en nuestra sociedad, y que ha ido extendiendo sus tentáculos gracias a otros partidos que sólo abrazaron el animalismo cuando creyeron ver en él un caladero de votos.

Yo creo que esta revista que hoy presentamos se complementa muy bien con mis advertencias contra el animalismo, porque existe un hilo que une la mayoría de sus ensayos con la problemática de hogaño. Juan Carlos Rodríguez retrata con pulso la borrachera de sol de Santiago Rusiñol en los toros, y nos recuerda estas palabras del insigne pintor y escritor catalán contra los falsos compasivos de la turba animalista. "Se indignan", dice Rusiñol, "porque en una plaza maten a un toro que luego se comerán estofado, y no se indignan porque a un pobre, entre todos, lo matemos de hambre". Es de 1924, pero resulta más vigente si cabe en este 2022 en el que los activistas animalistas han decidido manifestarse por toda Europa derramando botes de leche en los supermercados. ¿Por qué? Porque se acuerdan antes de la vaca que del pobre.

Juan Carlos Rodríguez también nos alumbra sobre cómo, frente al enfoque decadentista de los noventayochistas, los toros inyectaron un chute de moral a la sociedad española en el vértice del siglo XX. "Los toros se convirtieron", escribe, "en un movimiento contracultural" y desbancaron a las soluciones colectivas para reemplazarlas con sueños individuales. Llegar a torero era la forma predilecta para desclasarse. Era el gran ascensor aspiracional.

Ese prurito contracultural de la tauromaquia, añado yo, puede resurgir ahora, aunque por vías diferentes. Más como afirmación defensiva que como combustión espontánea. Y ahí nos amenaza también a nosotros la deriva identitaria, porque "el público es también bestia peligrosa", en palabras de Rusiñol. Este autor fijó muy bien el castigo que merecen quienes condenan lo que ni siquiera entienden. Lo dijo así: "Pueblo que no sabes gustar de la belleza de la suerte de las banderillas, te condenamos a la prosa eterna".

También nos habla de la inquebrantable ética humanista de la tauromaquia Alberto Franco, quien relata en su artículo los pormenores de la pega de los forçados. Los forçados son los últimos románticos de Portugal y han hecho del amateurismo la espina dorsal de su deontología. No sólo no cobran, sino que son los únicos que de verdad consagran el dominio del hombre sobre el animal en un país donde no se mata al toro en la plaza, sino que lo llevan al matadero, donde se le dispara con una pistola de perno cautivo, se le desuella y va muriendo en gerundio, que es la manera menos ética de morir.


Pero los animalistas no pasarán. No si alzamos la voz, porque tenemos de nuestro lado la fuerza centenaria de nuestra cultura. Estamos a tiempo de frenar esta estampida. Una de las mejores maneras de conseguirlo es contando sus verdaderas consecuencias. Digámoslo claro: el animalismo podrá ser, quizás, compatible con algunas culturas, pero no con la nuestra. Abrazar el animalismo sería tanto como aniquilar el mundo rural de España.

Juan Palette Cazajus lo remata bien en este número de la revista, en su artículo 'La tauromaquia contra sí misma'. "Pocos son los que entienden", dice Juan, "que la supervivencia de las culturas depende menos de la calidad de sus contenidos que de sus vitales capacidades de transmisión". Qué interesante, porque es cierto, es verdad que la astenia transmisora es hoy una de las características mórbidas de la mayoría de nuestros comportamientos culturales y cívicos, pero resulta particularmente severa en el caso de la tauromaquia.

Los animalistas no buscan el "bienestar animal". Eso no es más que lenguaje 'politiqués'. Los animalistas buscan la imposición puritana y totalitaria de una visión retrógrada del mundo. Nuestra civilización es la que es gracias al progreso humano, y éste única y exclusivamente ha sido posible gracias a que el hombre se ha valido siempre de los animales.

Los animalistas no quieren a las mascotas más que nosotros, que acudimos a la llamada de la tauromaquia por la razón más válida de cuantas hay: porque queremos. Porque elegimos querer. Porque amamos al toro más que ellos. Porque decidimos anteponer la ética a la censura y porque convertimos al toro en héroe de la dehesa y centro de todo el rito estético y sacrificial del toreo. Y también, claro, en el eje de toda una manera de vivir. Porque como dice Palette, "la tauromaquia tiende a exorcizar y curar la tentación de las pasiones incívicas". O sea, justo lo contrario de lo que se nos acusa.

Los animalistas no quieren al campo más que ninguno de nosotros. ¡Al contrario! Los animalistas quieren prohibir la ganadería, la charcutería, las industrias cárnicas. No exagero ni un milímetro. Insisto: la España vacía ha de saber (y yo creo que en general ya lo sabe) que si triunfa el animalismo, el campo se convertiría en la España arrasada. ¡Censurada!

Consciente de eso, Gonzalo Santonja nos conmina en la revista, en sus apuntes sobre la tauromaquia asturiana del siglo XVI y XVII, "a valorar las culturas populares, el analfabetismo culto frente a la ignorancia letrada de nuestros días". Y Palette alerta de que en las plazas de toros ahora hay menos público pero, sobre todo, menos aficionados. O sea, menos fuerza

Cabe preguntarse, entonces, ¿son las culturas populares taurinas una minoría condenada a ir jibarizándose más y más en España? ¿Se ha perdido definitivamente la batalla de la popularidad? Y la respuesta es que eso da exactamente igual. Las minorías se protegen. Si es que los toros lo fueran. El argumento cuantitativo es en el fondo un desprecio a un arte tan extremo y singular. Además, aquí en Sevilla debemos citar a Antonio Machado: "A las masas que las parta un rayo. Nos dirigimos al hombre, que es lo único que nos interesa".


Creedme, las masas animalistas no pasarán. Estamos a tiempo. Tenemos las armas. Las simboliza mejor que nadie este templo, esta Maestranza que cumple a rajatabla una de las máximas más afortunadas de un gran aficionado a los toros como era Salvador Dalí: "Todo me modifica, pero nada me cambia". Aquí aprendí yo todos los valores con los que derrotar al animalismo. Aquí descubrí yo la esencia misma de las cosas, y aún hoy, en esta noche templada de Sevilla, es como si estas paredes me hablaran y me dijeran: Sí se puede. No pasarán.

jueves, 20 de octubre de 2022

El futuro de Talavante: ¿Y en 2023 qué?, por Pablo López Rioboo

 

El futuro de Talavante: ¿Y en 2023 qué?

 Pablo López Rioboo


miércoles 19 octubre, 2022

Talavante necesita reflexionar en un año que echó 'adelante' con Joselito como apoderado pero en el que, sin duda, se echó mucho en falta a Joaquín Ramo. Y la pregunta es: ¿Seguirán juntos en el futuro? Una decisión que, de tomarse para uno u otro sentido, no se puede alargar mucho más en el tiempo.

 

Talavante, en la Corrida de la Hispanidad del pasado 12 de octubre. © Luis Sánchez Olmedo

Una de las mayores decepciones de esta temporada 2022 ha tenido que ver con Alejandro Talavante: tras anunciarse su vuelta a los ruedos el pasado año, muchos eran los aficionados que ansiaban ver el retorno de un torero que se había marchado en el mejor momento de su carrera, y que en su vuelta en Arles volvió a sacar a relucir ese toreo que lleva dentro.

Su vuelta vino en San Isidro en un cartel mano a mano con otro de los toreros del momento, un Juan Ortega que le cogió el pulso a la temporada a mediados de junio, mientras que Alejandro, salvo en tardes contadas como El Puerto, Bilbao, Salamanca o Murcia rayó a un nivel muy discreto.

Más simas que cimas en una temporada en la que no se le vio para nada cómodo al torero de Badajoz en un año en el que volvió al lado de Joselito y que, sin duda, la mano que se echó en falta de verdad fue la de Joaquín Ramos; es más, en muchas de ellas se contagió de la frialdad de una afición que no vio percibió esa conexión necesaria para entra en las faenas. Es cierto que tras estar fuera de los ruedos tanto tiempo cuesta cogerle el pulso al toro y al público, haciéndose larga la temporada. Faltó en muchos casos ese hilo conductor entre el ruedo y los tendidos.

Una temporada que parecía remontar tras su gran faena de El Puerto, pero la regularidad no se produjo y sus tardes pasaron sin grandes titulares hasta la tarde de Bilbao, esa que le dio el respiro necesario para afrontar el resto de la temporada con el ánimo subido. Murcia y Salamanca también fueron plazas en las que se notó esa mejoría. Todo se desplomó en un final de temporada en el que la tarde de Madrid acabó por dejar un mal sabor de boca al aficionado, el cual acabó tremendamente enfadado. Zaragoza y Jaén tampoco ayudaron a remontar el vuelo.

Ahora con la temporada europea recién finalizada toca pensar y ver que camino se debe tomar. Alejandro sabe que debe cambiar cosas para que esa conexión con los tendidos sea más fluida. Cambiar esa apatía que se le vio por momentos, dejar atrás esos fantasmas que pueden atormentarlo, liberarse de ellos y dejar atrás esas ataduras.

Decía Joaquín Sabina que uno nunca debe volver al lugar donde un día fue feliz, pero en el caso de Alejandro no es así. Volver a México podría ser crucial para recuperar ese torero que parece perdido, porque allí Talavante es Talavante, una tierra donde se encuentra como en casa, un lugar donde cuando más cuesta arriba se ponía la cuesta más se crecía el extremeño.

Ahora tiene que reencontrarse consigo mismo, volver a ese niño que soñaba con ser torero y de ahí volver a encontrase. Ya lo hizo en 2014 cuando parecía que se había estancado en su toreo. Talavante, más que nunca, necesitó de un hombre fuerte como Joaquín Ramos -¿hubiese permitido un planteamiento dando la espalda a Sevilla y Valencia y a pequeñas plazas con sabor?-. A su lado estuvo un Joselito que también pasó por momentos como este en su carrera. Pero la pregunta es ¿seguirán juntos en el futuro? Una decisión que, de tomarse para uno u otro sentido, no se puede alargar mucho más en el tiempo. Talavante necesita reflexionar.

Hay que tener en cuenta que la mayoría de equivocaciones esta temporada han llegado en cuanto a apuestas ganaderas: jugarse la última bala de temporada en Zaragoza, con una corrida de Juan Pedro -antítesis del toreo de Talavante- con el mejor torero de la temporada como es Morante, es letal; no tener pensado si va a haber o no sorteo en Jaén, no puede permitirse en la temporada de Alejandro… amén de no buscar plazas donde el recuerdo y el aroma puedan buscar la lírica en el ecuador de la campaña, y más cuando se llega a la Fiesta tras casi un lustro de exilio voluntario.

El reloj de arena se acaba de dar la vuelta, la temporada está más cerca de lo que parece, ahora es tiempo para tomar decisiones de cara a un futuro a corto y medio plazo, saber qué es lo que quiere y hacia donde debe ir su carrera. El toreo necesita de Talavante y Talavante del toreo, de ahí que el nexo de unión con México se antoje clave para el resurgir de un torero inigualable.

No obstante, el secreto también está en meterse en el campo y prepararse, como en algunos momentos Paquirri, Espartaco, Robles… renunciando a América, en gran parte, para poderse mentalizar de cara a la temporada española. Y para ello Talavante necesita encontrar su timón.

lunes, 17 de octubre de 2022

El animal y el Estado. Alimentaba ciervos mientras asesinaba humanos.

 

El animal y el Estado (incluido el de bienestar)

Artículo de C.R.V. sobre las leyes de bienestar animal redactadas históricamente y sus intereses reales


Dice el Estado que, si tu perra se queda preñada, te impondrá una multa de 10.000 euros. La castración de toda mascota será obligatoria para el bienestar del animal. Dice el Estado que si un mendigo hace mendicidad acompañado de una mascota, le impondrá la misma multa. Como el mendigo no tiene un euro, la paga el perro. Dice el Estado que hay que fomentar las “colonias” de gatos, cuando los gatos no hacen colonias de forma natural. Dice el Estado que el pulpo no sufre, excepto si es animal de compañía, ya que excluye a los cefalópodos de ser seres sintientes, pero incluye a toda mascota, incluida la rata de alcantarilla. Lo que dice el Estado del animal para la caza, el perro, y el cazado, es un algo incontablemente contra natura. La Ley de Bienestar Animal que se trata de aprobar es una ley que define al animal como un “animal hecho por el Estado”. Y es que el Estado, ciertos Estados en la historia, han tenido una tendencia de control social reflejada en el control del trato animal/hombre.

La relación humana/animal no es una relación de crueldad. En absoluto. La crueldad del hombre hacia el animal es la excepción en todas las culturas, de la misma forma que lo es la crueldad del hombre contra el hombre. Pero ha sido bajo esta idea de crueldad extendida, desde donde se han redactado, históricamente, las leyes de bienestar animal. Todas ellas bajo el lema: mejor trato al animal, mejor sociedad. Todas amparadas en sensibilidad (sensiblería) creada desde la malversación de la cultura humanista del buen trato. Y todas ellas, al margen o en contra del mundo rural y en beneficio de la visión animalista de la ciudad, lugar donde vive el poder. Recojamos las leyes más avanzadas y más “bienestaristas” de la historia, y todas coinciden en esos puntos.

Se considera el primer legislador de la primera Ley de Defensa de los Animales a un tal Jacques Philippe Delmas de Gramont, que, en París, redactó una ley  contra el maltrato de animales domésticos, año 1850. Esta ley a la que recurren los animalistas urbanos, redactada en 1850, castiga con multa (5 a 15 francos) y encarcelamiento (1 a 5 días) que den ‘pública y abusivamente maltrato a animales domésticos’. Pero, ¿saben quién era el legislador? Un general del ejército de Napoleón III, primer presidente de la República hasta dar un golpe de Estado con Monsieur Gramont, declararse emperador, activar la Guerra de Crimea, colonizar Vietnam o enviar a Maximiliano a organizar el régimen más criminal que haya tenido México

Hitler rivaliza sólo con Stalin en la redacción de las leyes que concedieron más y mayores derechos animales.

Nadie pone en cuestión que Hitler fue el legislador más avanzado en bienestar animal. Ahí están sus tres leyes proteccionistas no superadas aún por la más avanzada del mundo actual: la Ley de Protección de los Animales (la Reichs-Tierschutzgesetz de 1933), la Ley de Caza (Reichs-Jagdgesetzde 1934) y la Ley de Protección de la Naturaleza (Reichs-Naturschutzgesetz de 1935). Los altos mandos del partido nacionalsocialista (nazi) alemán eran ambientalistas y protectores de la naturaleza. Hitler amaba a su perra Blondi (regalo de un santurrón como Goering). Además -según sus biógrafos- no admitía que se fumara en su presencia, y cuando compartía la mesa con personas que comían carne, les describía con lujo de detalle los horrores del matadero. De hecho, él mismo declaró que ‘en el nuevo Reich no debe haber cabida para la crueldad con los animales. Por su parte, el respeto a los animales está dado no por su visión utilitarista desde el ser humano, sino por su valor intrínseco’.

Hitler rivaliza sólo con Stalin en la redacción de las leyes que concedieron más y mayores derechos animales. Y éstos rivalizan en la misma dirección con los dictadores más aberrantes de la Historia moderna. La cuestión es, entonces, si es verdad que una sociedad con legislaciones muy avanzadas en “derechos” hacia los animales, la hace ser una sociedad más justa y más avanzada en lo humano.

Si fuera así, la sociedad de Gramont, primer legislador sobre buen trato a los perros parisinos (Francia, XIX) sería una sociedad más justa. Pero los hechos lo describen en un contexto de masacres urbanas con caballos y sables en la calle contra personas que reivindicaban derechos como menos horas laborales para un niño de doce años en una fábrica. Gramont, benefactor de perros parisinos, era un general del ejército que salía a esas calles a hacer esas cosas.

¿Fue una sociedad mejor, más justa, más avanzada la de la llamada Revolución Industrial en Inglaterra, donde la nobleza y la élite comenzaron a legislar sobre la sensibilidad de animales urbanos en urbes donde no existía ni libertad de huelga o protesta en horarios de 12 horas de trabajo y salarios miserables? ¿Lo fue la sociedad horrorizada por Adolf Hitler, el legislador más avanzado sobre los derechos de los animales? ¿Lo fue la de Joseph Stalin que aún avanzó más en esos derechos que el criminal nazi? ¿Fue una sociedad mejor, más justa, más avanzada y más progresista la de Idi Amín y su asesor criminal británico Bob Astiles que desarrollaron leyes proteccionistas y conservacionistas mientras se masacraba a más de 300.000 personas? Supongo que no hay debate al respecto.

La cuestión es, entonces, si es verdad que una sociedad con legislaciones muy avanzadas en “derechos” hacia los animales, la hace ser una sociedad más justa y más avanzada en lo humano

Toda esta letanía histórica para hacer una sociedad mejor a partir de una sociedad que concede mayores derechos a los animales, no es otra letanía que la letra escrita del absolutismo. El animal estado. La naturaleza estado. La tierra estado. Nada que no sea imagen del orden del estado. Y, todo ello, desde la idea de animal/naturaleza de la ciudad. Ese “animalismo político” nace en la ciudad, no en los montes, en los valles, en lo rural, en la tierra. Nace en el cemento. Es en la ciudad donde se instala el poder. Es en la ciudad donde está el voto, el adepto, el humano a vigilar, el humano a controlar. Es el lugar hacia donde se dirige la propaganda colectiva, el mensaje colectivo de la moderna “revolución de las masas”.

Este hilo histórico irrefutable que hace coincidir a Idi Amín (en realidad, a su asesor británico conservacionista) con Hitler o Stalin o con un general imperialista, no concluye que la Ley de Bienestar Animal que se trata de aprobar en España haga coincidir a Pedro Sánchez con todos ellos. Sería estúpido derivar las consecuencias de unas coincidencias aunque sean irrefutables. Pedro Sánchez ha intervenido en la elaboración de esta ley lo que interviene un búho en el tráfico de La Sexta Avenida. Esta ley es absolutamente una ley del animalismo político de sus socios de “Podemos”. Y éstos, irremediablemente e irrefutablemente., tienen tics avanzados similares con todos y cada uno de los citados. El estado padre, el estado amo, el animal y el hombre como idea del Estado. Una perra no pare sin permiso del Estado.

Todo ello, en función de una mejora de la sociedad, del trato al hombre y entre los hombres, de la que ya hemos constatado su falsedad histórica. Pero, además, hay otra falsedad histórica y muy apegada al presente. La ecológica y lo rural. Un personaje de la talla de Javier Castroviejo, consultor permanente de la UE y de la FAO, califica a esta ley española como “un atentado eficaz contra el mundo rural”. Y un atentado eficaz contra la ecología de un país, contra su sostenibilidad, sus tradiciones, sus culturas y sus libertades. El conocimiento de Castroviejo sobre animalidad, ecología y sostenibilidad no puede compararse con ningún político encargado de la redacción de esta ley. Redactada con ínfulas sociales políticas y con un desconocimiento absoluto sobre el mundo rural y la ecología de este país. Y Castroviejo afirma que esta ley es un atentado directo con el animal bípedo llamado hombre. La tilda de “ridículo absoluto”, de “vergüenza” y señala a “otros intereses” que a él se le escapan, como razón de ser de la ley.

Un personaje de la talla de Javier Castroviejo, consultor permanente de la UE y de la FAO, califica a esta ley española como “un atentado eficaz contra el mundo rural” y señala a “otros intereses” que a él se le escapan, como razón de ser de la ley.

Yo sostengo lo que he ido escribiendo desde hace más de quince años. Sostengo que España es un país (como otros) con índice de natalidad negativo y a la baja. Con un preocupante índice de fertilidad, a la baja. Un país en el que hay menos niños de entre cero y 15 años que mascotas. Un país que va a aprobar una ley cuya redacción está dirigida, en un 80% de su texto, a las mascotas de ciudad. Revestido ese interés en un añadido absurdo sobre bienestar del animal no mascota. Y sostengo que esta ley tiene dos patas. Una, favorecer al mercado mundial o transnacional de las mascotas. La obligación de castrar y vaciar al ciento por ciento de las mascotas es la única forma de regular su mercado, que ya factura 60.000.000 millones de euros en Europa.

La segunda parte de esta ley es la cortina de humo de ese negocio. Mostrar interés por el resto de los animales no mascotas, como argumento/ideario que tape el interrogante sobre ese negocio. El mundo rural, el más equilibrado y justo en bienestar animal, el mundo del humanismo, no inventó al animal mascota. Éste es invento urbano. Y ambos mundos son lo contrario respecto al concepto de “animalidad”. Denunciar excesos de cazadores con sus perros, o denunciar al toreo y sus espadas, es la mejor forma de visualizar en la ciudad la necesidad de una Ley de Bienestar Animal. Acabar con la barbarie rural, una sociedad primitiva y atrasada, es vital para lograr la sociedad mascota/humano.

Dicho de otra forma, el animal del Estado. La perra mascota a imagen del Estado y de su mercado. El gato según el Estado, la alimentación según el Estado, los cuidados veterinarios según el Estado. Y según el mercado, claro. El Estado a favor del mercado. Díganme sino porque razón un pulpo no es nada legalmente a no ser que usted lo tenga en casa en una pecera. O una rata de alcantarilla. O porqué se ha de cometer la barbarie de la castración obligatoria, con la hipocresía de ser algo que beneficia al animal. Algo así como la castración de judíos, que también les beneficiaba. O porqué el perro contra el lobo no ha de ser permitido, o porqué hay que activar colonias de gatos de natura antinatural. Díganme porqué se abandona la sanidad en los pueblos, en donde un médico pasa cada diez días y hay que tener un servicio todo el año en sus 24 horas del día para el perro abandonado.

Díganme porque no sucede nada si un mendigo o grupo de ellos está tirado en el suelo de cada esquina de una gran ciudad, pero sí hay denuncia si hay un perro mascota a su lado. Porque el grado de deshumanización de esta ley la convierte en un texto de perversidad ignominiosa. Un eficaz instrumento para finiquitar la relación hombre/animal que nos ha traído hacia la sociedad del bienestar, la mejor de toda la Historia. O porque esta ley es el atentado eficaz contra el mundo rural. Pero sigamos mirando hacia otro lado.

Denunciar excesos de cazadores con sus perros, o denunciar al toreo y sus espadas, es la mejor forma de visualizar en la ciudad la necesidad de una ley de bienestar animal. Acabar con la barbarie rural, una sociedad primitiva y atrasada, es vital para lograr la sociedad mascota/humano.

Y doy dos datos más. España gasta más del 35% de su crédito ecológico en las mascotas. De otra forma, la huella ecológica de las mascotas es de un 35%, treinta veces más que la del tráfico y ciento treinta veces más que la de los españoles de entre cero y 15 años. El segundo dato: alrededor del 11% de los recursos económicos del Estado, a partir de esta ley, serán destinados, directa o indirectamente (versión prohibición de lo actualmente generado o versión obligaciones) a los animales. Mejor dicho, a las mascotas. Sumados al 15% de los recursos económicos privados que ya se destinan a ellas. De otra forma, alrededor del 7% del PIB de España será destinado al bienestar animal. En un país que tiene sólo a dos trabajadores como encargados de la paga de un pensionista. Y dentro de diez años, uno y medio pagando una pensión.

Las mascotas no ocupan pensiones. Son más baratas. Un sustitutivo genial del Estado y de su Ciudad Estado. Pero abundar en este terreno es crear una nueva teoría de conspiración que los dueños de los 11 millones de mascotas de España no van admitir. Incluso añadiendo el dato de que en España, en casi 4 de cada 10 hogares vive una persona en soledad. Que en 7 de cada 10 no hay un niño de entre cero y 15 años. El ecosistema perfecto para la Ley de Bienestar Animal del Estado.