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lunes, 30 de noviembre de 2020

No sois mejores. No somos mejores.

 


 Relata Jorge M. Reverte, una anécdota de su paso por la Feria del Libro de Madrid cuando colaboraba con los empleados de la caseta, donde firmaba sus ejemplares, a vender libros a quien los pida, sin intentar que fueran los suyos. Nos cuenta:

“Era la época en que Stephen Hawking vendía millones de sus libros sobre el Big Bang. Una señora se me acercó y me preguntó:

- ¿Tiene usted el libro del subnormal ese?

Y yo supe a quién se refería. Dios me castigará por ello”.

sábado, 28 de noviembre de 2020

Mi abuelo

 


Hoy os contaré algo de mi vida personal, mejor dicho, de mi vida familiar. Estuve a punto de caer en la misoginia porque mi abuelo era un misógino, digamos que había quedado marcado por un hecho en su juventud que le llevo a una profunda desconfianza en las mujeres, nunca hubo maltrato, pero sí aversión. Y algunas de las conversaciones que tenía conmigo trataban sobre ese tema. De hecho me relató cual fue el suceso concreto donde comenzó su negativa actitud. Se encontraba en París, era 1940, la mujer con la estaba le dijo que iba a comprar vino y, a los veinte minutos Alemania estaba ocupando Francia.

viernes, 27 de noviembre de 2020

Tres deseos



 - Soy el genio de la lámpara, te concedo dos deseos.

- ¿No eran 3?

- Mírate ahí abajo anda...

- Ostras, ¡de puta madre!

- Llevo muchos años en esto.

miércoles, 25 de noviembre de 2020

Ministra de Igualdad dixit en junio: "Vengo llorada de mi casa"

 


Una frase de Montero -hace unos meses en una comisión del Congreso de los Diputados, a raíz del feminismo se le reprochó a Montero su silencio en el caso de las menores abusadas en Baleares- aún retumba en mi cabeza: “Vengo llorada de mi casa”.

Galapagar no está lejos. Así que treinta kilómetros de distancia y un chalé valorado en seiscientos mil euros custodiado por 25 guardias civiles le dan margen de sobra a Montero para llorar a gusto.

Hoy, sin embargo, ha roto a llorar en su discurso con motivo del Día Internacional para la eliminación de la violencia contra las mujeres.

Este discurso, de cerca de 15 minutos de duración, se ha hecho precisamente al lado de las ilustraciones que ha encargado el Ministerio a dedo por 15.800 euros a una ilustradora que ha colaborado estrechamente con Podemos y su fundación.

Por otro lado, el Ministerio de Igualdad también hizo publico este sábado un segundo contrato por importe de 16.195,85 euros (impuestos incluidos) para organizar el acto de este miércoles. El nombre del encargo es: «»Servicio de diseño y organización del acto conmemorativo del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer 2020″.

Ese llanto es curioso para venir de una ministra en el desempeño de sus funciones, y no veo que insufle mucha seguridad a las mujeres en un tema tan dramático como la violencia contra ellas mismas. Y lo voy a dejar ahí.


El 'armario'


"El derecho a portar armas es una de las bases de la democracia", esta frase nos dejó hace unos pocos años el ahora vicepresidente de España, Pablo Iglesias.

Uno de los principios de la escuela pitagórica decía: “Deja que las leyes gobiernen solas; cuando gobiernan las armas, matan la ley”. Parece que esta polémica, que parecía superada, ha vuelto, es decir, recuperar el ‘armario’ –ahora un mueble de inofensivo contenido-, a su uso cuando contenía además instrumentos para disparar.

Los atenienses fueron los primeros en renunciar a llevar armas encima, y esa decisión inauguró una nueva forma de convivir, admitiendo que el debate público solo admitía la contundencia de las palabras. Los romanos llevaron aún más lejos estas garantías: portar armas dentro del perímetro urbano era un sacrilegio y ni siquiera el ejército podría entrar con su armamento a la capital.

Los antiguos nos enseñaron que una ciudad es verdaderamente fuerte cuando la violencia no habita en sus calles. Nos enseñaron pero dudo que hayamos aprendido, al menos el señor Iglesias.


domingo, 22 de noviembre de 2020

Cambiar una bombilla



¿Cuántos psicólogos hacen falta para cambiar una bombilla?

Solo uno, pero la bombilla ha de querer cambiar.

viernes, 20 de noviembre de 2020

Día Mundial del Niño


 

A través de mi cuaderno de artesano mi página del Día Internacional del Niño.

Pedir disculpas


 Estos días atrás he publicado algunos post un tanto irreverentes, donde he vituperado a algunas personas por sus ideas o sus actos, como en "Vino añejo" que cito esa frase de Karl Marx en que nos decía: “Ten cuidado de confiar en alguien a quien no le guste el vino”, es decir que no confío en esa gente; o como cuando citaba que también los científicos han hablado: “Hay más filosofía y sabiduría en una botella de vino que en todos los libros”, frase de Louis Pasteur, el padre de la microbiologia, dedicada a todos esos gilipollas que se creen por encima de los demás. 

También hubo unas entradas en las que se desactivaron los comentarios, y en las que parece quedar claro la gentuza que anda suelta por ahí, universitarios incluídos (me refiero a ese 34 por ciento que no votaron en preferir la muerte del torero, naturalmente, habrase visto), pues bien quiero ahora pedir disculpas desde aquí. Pedir disculpas por si me deje de insultar a alguien.

(Imagen de la escultura 'Love' en Milán, del escultor italiano Maurizio Cattelan, que forma parte de la retrospectiva 'Contra las ideologías' de 2010).

jueves, 19 de noviembre de 2020

Galicia


 Hablando de los blogs no debemos olvidar la función de los filtros, pero no solo los de moderar los comentarios o deshabilitarlos, sino de algo mucho más coherente, elegante, divertido y que demuestra sinceridad e inteligencia así como una libertad admirable, me refiero cuando el filtro es la respuesta al comentario, un comentario que no tiene por qué ser insultante o indecoroso, simplemente el autor del blog quiere poner un filtro. Os dejo un ejemplo que me ha hecho reír como nunca, es lo más gracioso que he leído en este ambiente hace mucho y llevo desde julio de 2010; se lo debemos a Petite Bogeria y debéis leerlo, la entrada, preciosa y muy emocionante y, por supuesto, los comentarios que a eso vamos y, si hay ovarios o cojones, comentar el comentario, jajajajajajaja, es que me parto: https://petitebogeria.blogspot.com/2020/11/vivamos-como-galegos.html

miércoles, 18 de noviembre de 2020

Otras maneras


6+3=9 pero 5+4=9. La manera en que hacemos las cosas no es la única manera de hacerlas. Respeta la manera de pensar y de hacer de las otras personas.

Gerard Piqué












El título era este: Taurinos, esos sádicos viendo corridas de toros. Pero lo he sustituído por otro que tenga más tirón, además apararece en las fotos (parece mentira), cosas del Marketing.

Que se conozca a todos estos personajes que acuden como espectadores a las corridas de toros. ¡Qué barbaridad! No se comprende esta afición, además son cuatro gatos, cada vez menos gente en las plazas, ¿por qué se les permite continuar con esa práctica sin son una minoría?

Declaración previa de Animal Freedom acerca de la condenable tradición taurina. "Es comparable con un asesinato sexual, con los espectadores de culpables, siendo ellos el motivo de esta injusticia sádica". (animalfreedom.org/espagnol/opinion/tauromaquia.html)

Si repasamos los famosos de estas fotos reconocemos, como bien apunta Animal Freedom, su conocido gusto por los asesinatos sexuales y su sadismo, y no sé de qué se ríe Miquel Barceló.

Es  vergonzoso que se digan cosas como esta: “A los toros no se va a divertirse, a los toros se va a emocionarse”, por Rafael Comino Delgado, ginecólogo ya jubilado y catedrático emérito de la Universidad de Medicina de Cádiz.

Todos sabemos que el torero es un torturador de animales a pesar de esa falacia que argumenta el filósofo Francis Wolff: “Un torero no tortura; un torturador no arriesgaría su propia vida”.

O esas necedades de José Bergamín: “Los que compadecen al toro le agravian muchao más, y peor que los que le hieren y le matan. El único insulto para el toro es la compasión”.

Otra simpleza la leemos a Federico García Lorca: “Los toros es la fiesta más culta que hay hoy en el mundo”.

En fin queden expuestos al escarnio público por su falta de criterio, su falta de escrúpulos, de conocimientos, de sensibilidad artística ni moral alguna y, sobre todo,  por ser cómplices de estos asesinatos, porque sepan que los animales son como las personas y tienen sus derechos a no ser toreados porque hay mucha gente que así lo quiere y porque sus espectadores son una minoría y no tienen derecho a mantener esta barbarie que llaman fiesta, y encima, no contentos con eso, aun le añaden fiesta nacional, peor me lo ponen.













martes, 17 de noviembre de 2020

Antitaurinos: bonhomía de los universitarios



 Como todos somos muy suspicaces se ha podido pensar que los comentarios de la entrada anterior son de personas de una cultura puesta en entredicho. Pues bien, os traigo una noticia de 2019 con un dato que demuestra que la mayoría de nuestros universitarios piensan de igual manera ante estos asesinatos y tortura de los toros (torero = torturador), demostrando en una encuesta sus preferencias de mortalidad.

José Manuel Errasti, profesor de psicología de la Universidad de Oviedo, relató como al preguntar a sus estudiantes si consideran más justificada la muerte del toro o la del torero dos tercios de ellos prefieren la muerte del torero.


miércoles, 11 de noviembre de 2020

martes, 10 de noviembre de 2020

Flâneur

 



Nos cuenta Louis Huart: “Hay por ahí infelices que por un buen puñado de motivos diferentes se ven privados de disfrutar de ese placer que podríamos catalogar, sin miedo a equivocarnos, como propio de dioses (...)

 Para un flâneur, cualquier lugar tiene su gracia. Sin embargo, no debemos pensar que van guiados por el azar, sin elección, sin preferencia. Se trata, muy al contrario, de un hombre de bastante buen gusto y cabeza para hacerlo”.

Walter  Benjamín, filósofo, dicen, muy de arquitectos -esto nos lo confirmará Francesc Cornadó- elevó a la categoría de figura importante para estudiosos, artistas y literatos, al flâneur, personaje indolente, explorador urbano,  en el que el vagar sin rumbo es la materialización de la libertad. La libertad, la ligereza, la ciudad. En mi opinión siempre con un punto hedonista.

Esta ética flâneur la ilustran, por ejemplo, en sus obras dos grandes autores, Leon-Paul Fargue en “El peatón de Paris” y Franz Hessel, con “Paseos por Berlín”.

A veces me considero, con pedantería, un flâneur de ciudad modesta, lejos del origen parisino del término y que lo asocia con las grandes ciudades, pero lo hago porque conservo alguna de sus cualidades: estar totalmente desocupado, pasear sin prisas, sin destino u objetivo, silencioso, con la disponibilidad de la atención, como afirmó Baudelaire, su primer teórico. Acaso me siento en una terraza y dibujo transeúntes que he visto y tomado una instantánea, ahora tan fácil con el móvil, o apunto alguna idea sugerida en el paseo, entro en algún museo o visito únicamente la sala de la exposición del momento, sin intención alguna, solo disfrutar de lo que veo y sentirlo. Sin prisas, sin horario. Sin comunicarme verbalmente con nadie. Y, por supuesto, con mucho más humor que solemnidad, muy lejos del andarín que cuenta los kilómetros realizados o del turismo, Benjamín deja bien claro que la flânerie es incompatible con el turismo, pues requiere calma, detenimiento y, sobre todo, repetición, frecuentación, insistencia para ir más allá de las cosas que llaman la atención a primera vista. Y siempre, siempre, dentro de la ciudad. El campo y sus habitantes, sobre todo los no humanos, me dan alergia. Como Coelho.

lunes, 9 de noviembre de 2020

El profeta Elías


 

A veces me pregunto cómo sería Jesús si viviese en la actualidad. Seguramente sería lo que nos han enseñado que fue: un revolucionario que estaría al lado de los pobres y lucharía contra la injusticia. Multiplicaría los panes y los peces en los comedores sociales, azotaría a los banqueros, devolvería la vista a los ciegos que no quieren ver y perdonaría a los políticos que no saben lo que hacen.

Lo más probable es que acabase en la cárcel o en un manicomio. Solo un loco puede tener ese discurso y encima creerse que es el hijo de Dios.


Contaba el director del manicomio de Jerusalén que un día la policía llevó al centro un hombre que decía ser el profeta Elías. El doctor le preguntó muy amable que por qué creía que era Elías; el iluminado respondió: «Lo sé porque me lo ha dicho Dios». Entonces se escuchó una voz que venía desde el fondo de la sala: «Yo no he dicho eso».