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viernes, 31 de diciembre de 2010

lunes, 20 de diciembre de 2010

Vida Sana

El concepto de Vida Sana a menudo convierte la existencia de muchos en el ensayo constante para una segunda vida que jamás vivirán. Y Bill Hicks dijo: "Son ustedes, los que se mueren de nada, los que están jodidos".

viernes, 17 de diciembre de 2010

Cristobal Colón



Examinando los diarios de Colón se encontró lo siguente:

"E descobrióse quel pasagero ynglés se había apoderado del áncora, e vendídola por cierto oro e otras cosas de la tierra a dichos salvajes, e decíales quera un amuleto"... Lo que no cuenta el taimado de Colón es que, debido a esta sustracción del ancla, la carabela quedó al pairo y, llevada por las corrientes marinas, tocó tierra y así pudo descubrirse América. Porque si sigue el necio de Colón con el gobierno de la nave, habrían acabado en El Cairo.

Hemos de reconocer que Cristobal Colón era como un político: salió de Palos en Huelva sin saber adónde iba, y cuando llegó tampoco supo dónde estaba...

martes, 14 de diciembre de 2010

La resurección de Lázaro



Decía Oscar Wilde que su tragedia era haber puesto "mi genio en la vida y sólo el talento en mis obras", disfrutemos con este texto del exquisito diletante:

Al llegar Jesús al lugar donde yacía el muerto ordenó con voz estentórea: -Lázaro, levántate y anda.
Y aquel que estaba muerto echó a andar.
Y, por fin, cuando lo libraron de las mortajas que antes lo constreñían, Lázaro no cayó a los pies de Aquel que lo había despertado, sino que permaneció en silencio y aparte.
Y Jesús se acercó hasta donde estaba y hablándole en susurros le dijo:
-Tú, que has estado muerto durante cuatro días y que ahora has vuelto con nosotros, dime, ¿qué hay más allá de las tinieblas de la tumba?
Lázaro miró a Jesús con actitud de reproche y dijo:
-No lo haré. ¿Por qué me has hablado con falsedad y por qué insistes en contar esas mentiras sobre las maravillas del Cielo y la gloria de Dios eterno? Pues sepa, rabí, que no hay nada después de la muerte y que el que está muerto, muerto está.
Al oír esto, Jesús alzó un dedo hasta sus labios y con un ruego en la mirada dijo:
-Lo sé, pero no se lo cuentes a nadie.