Una canción y menos cuento
Mi melodía: Réquiem de Mozart (ya sé que esto no es una melodía al uso –se trata de una Misa nada menos-, como se pedía en el concurso pero… resulta tan apropiado. Bueno, si no vale, que lo comprendo, vamos a poner “Antes muerta que sencilla” de María Isabel, que también le pega)
Hola, jajajaja, soy la gemela, si, no pongas esa cara, la muerta, y lo primero que quiero es tranquilizaros porque aquí se está de puta madre y la de cosas que se aprenden, bueno: se aprende todo, no de todo, todo, todo de todo. Por eso, la mayoría de vosotros, tienen que estar una eternidad. De ahí viene lo de la eternidad, no se podía hacer en menos tiempo, que esto no es como declarar una república. Y, como son muy igualitarios, pusieron la eternidad para todos.
Eso sí, venid sin prisa, porque somos multitud y todo son empellones en la puerta, con deciros que en la zona cristiana, sobre el dintel, reza: “Caritas Christi urget nos” (algo así como El amor de Cristo nos empuja). Con eso os lo digo todo.
Ya he leído lo de mi hermana, joder, esta chica siempre tan cursi, ¡trasnochada!¡loca! que no te va a votar ni Marta Sánchez ni te va a llamar para la letra del himno, chorrona; juntas dice, el río, los árboles, los pájaros, no te jode, pero si no había otra cosa en Villatempujo del Castañar; siempre juntas, pero si el otro crío del pueblo, Pedro, estaba todo el día con las cabras, mejor dicho, como una cabra más, haciendo el gilipollas y poniendo caras entre bestia y aturdido, aunque hay que reconocer que bonachón sí que era, fijaros que cuando Dios repartió las cejas él se conformo con una… la verdad es que luego te enteras que es tan simple ser feliz y tan difícil ser simple que resulta asombroso como Pedro podía representar ese concepto y no por haber leído a Barthes precisamente. En fin, no sé si he entendido bien de que van las bases del concurso literario este, es que hay que decir una melodía que te conoces, no, una melodía que te gusta, no, la melodía qué prefieres, eso, pues estoy dudando porque, y esto es una cosa muy rara que no le pasará a nadie, tengo muchas en la cabeza aunque no tengo memoria, aquí la memoria no es necesaria, lo tienes todo como si dijéramos a la vista, como las mermeladas de El Corte Inglés, y hasta que te acostumbras cuesta. Luego hay que poner un relato sobre lo que te pasa por el cuerpo con la canción o que te recuerda, en fin algo de eso. Vale. Lo tengo claro –esto lo pongo por acojonar un poco, a mí cuando me lo dicen me acojona-, pero no tengo claro por cual decidirme por “Il caffé di campagna” de Baldassare Galuppi, porque me gusta y como es de ambiente rural le da chance a lo de mi hermanita, y como es una ópera tengo a los lectores toda la tarde y no pueden leer otros trabajos…; o el “Carmina Burana” de Orff y de relato encasqueto la letra, pero no solo el O Fortuna, no, no, todo el trasunto completo que nadie más cachondos que los goliardos y los clerici vagantes, y además en latín para quedar como lo culta que es una. Ahora que pienso, creo que será más adecuado el Réquiem en re menor, K626, de Mozart, porque también quiero a mi hermana, porque también yo era imperfecta antes de morir, porque mi hermana es una persona sincera, inocente, sencilla y fantástica, porque cuando arreciaba el aguacero y los charcos señalaban el camino, yo me daba la vuelta y sólo con su mirada, con su abrazo, con su amor, me secaba el pelo, y me devolvía la memoria de oro y el silencio. Porque este Réquiem encuentra sus raíces justamente en la vida, en su drama. Y su fuerza expresiva me haría llorar si no estuviera muerta.