La discusión actual que se ha generado en torno al Pensamiento Único tiene su origen en el artículo que Ignacio Ramonet publica en Le monde Diplomatique en el 95, que aparece en la edición española de dicho periódico en el 96 y al que, por su carácter de fuente, me permito remitir al lector.
En síntesis se podría decir que, a juicio de Ramonet -director del medio citado y profesor de Teoría de la Comunicación Audiovisual en la Universidad de París VII-, el Pensamiento único viene a ser una visión social, una ideología, que se pretende exclusiva, natural, incuestionable, que sostiene y apuesta -entre otras- por estas tesis:
La hegemonía absoluta de la economía sobre el resto de los dominios sociales.
El mercado como mano invisible capaz de corregir cualquier tipo de disfunción social.
La importancia de la competitividad.
El librecambio sin límites.
La mundialización, pero en su acepción económico-financiera.
La división mundial del trabajo.
La desregulación sistemática de cualquier actividad de carácter social.
La privatización.
Y la conocida fórmula: "Menos Estado, más Mercado"
Esta ideología cuenta con apoyos financieros, mediáticos y políticos suficientes para gozar de una situación de privilegio respecto de otros modos de entender la sociedad que, naturalmente, existen.
Se trata -como puede verse- de una formulación muy sintética, pero con enunciados tan contundentes, que nos permite considerarla como una buena primera aproximación al tema. Esta -no obstante- puede quedar enriquecida si pasáramos a tener en cuenta algunos conceptos o acontecimientos claves que ayuden a entenderla mejor. Pero estamos también en la época de lo "corto" y eso es demasiado largo.