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viernes, 9 de diciembre de 2011

Las lágrimas de Rousseau

En el teatro lloramos ante la tragedia vivida en el escenario y nuestra reacción emocional nos crea una agradable sensación de autosatisfacción. Luego, cuando nos marchamos, nos enjugamos las lágrimas y seguimos como siempre; quizás nos comportamos incluso peor que antes. El escenario, pensaba Rousseau, nos convierte de agentes en testigos y el deseo de combatir la desigualdad y la injusticia también se escurre con nuestras lágrimas.

6 comentarios:

  1. Por supuesto. Si fuera de otra forma la misma gente que se indigna con según qué malvados del teatro o del cine no incurriría en los mismos vicios de esos malvados una vez sale a la calle. Lástima que la ficción no nos influya mucho. O qué suerte. Porque también podríamos aprender cosas muy negativas de según qué ficciones.

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  2. Yo creo que la realidad supera cualquier ficción y tampoco consigue conmovernos mucho.

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  3. Si nos influye, aunque lo neguemos... la naturaleza humana es buena y sensible, aunque se nos obligue a la dureza y frialdad.
    Un beso con toda la calidez que exista.

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  4. La ficción nos influye y modifica nuestra forma de ver las cosas. Otra cosa más difícil, mucho más difícil es que nos mueva a la acción. Al menos en España, donde los dictadores y tiranos suelen morir tranquilamente en su cama.

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  5. No creo que influya mucho la ficción , aunque a veces sirve para hacernos reflexionar de tanta injusticia que hay a nuestro alrededor…..

    Un cordial saludo

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  6. Artistas somos muchos, pero el escenario es chico. Abrazos.

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