Si pudiera hablar, acaso lo haga, el mar lo haría de su inmensa tensión, de su enorme esfuerzo por recobrar la lisura, de la tiranía del viento que lo sojuzga, de su profundidad insondable y tenebrosa. A veces pienso cuanto nos parecemos al mar.
(Foto: Pitt Tristán)
Llevas razón, es que somos mar, de él hemos heredado sus subidas y bajadas, sus borrascas,su serenidad aparente aunque por dentro circulen corrientes en distintas direcciones y a diferentes temperaturas y unas personas han heredado más sal y otras más yodo, ¡que se le va a hacer!
ResponderEliminarUn complemento de lo más adecuado.
EliminarGracias por estar por ahí siempre.
Por mis venas corre sangre salada, soy mitad mar.
ResponderEliminarPreciosa foto
Y a los que no nos corre nos tira una barbaridad, ¡cosas de la mar!
EliminarGracias.
Es un símil precioso...
ResponderEliminarDisfruta de ese mar!
Besos ;)
Disfruto sólo a tiempo parcial, con intermitencias; a los del interior nos encanta ver de vez en cuando el mar.
EliminarBesos.
Qué azules. Da frescor solo mirar la foto. Un saludo,
ResponderEliminarMe alegra que te inspire buen rollo.
EliminarSaludos.
Como lo has descrito lo reflexiono y te doy la razón.
ResponderEliminarLa fotografía es preciosa Pitt, siempre me encantan.
Te envío un beso, buen fin de semana
Gracias Ame, cuando no te leo un comentario, te echo de menos.
EliminarUn beso.
Muy acertado el símil. Un placer leer a Traci, y continuando con el símil. ¿ No se asemeja el oleaje del mar con sus ondulaciones al movimiento de nuestro tórax cuando respiramos pausada e intensamente ?
ResponderEliminarBella y sugerente foto, Pitt.
Siempre es un placer leer a Tracy, como a ti mismo, me encanta leer vuestros comentarios aunque no siempre lo pueda contestar.
EliminarGracias.
Buena analogía, sí, Tracy lo ha descrito perfectamente. A mí no me gusta el mar, la gente dice que es relajante oírlo, yo como soy tan tenebrosa sólo lo veo como algo que te atrae, te absorbe y no te deja salir, ahogándote. Soy más de tierra, a la que también me gusta comparar con las personas, porque hay tierras fértiles y áridas, de regadío y de secano, tierra calma... y cuando se enfada se rompe y vibra y por supuesto también destruye. Además antes enterraban a la gente en la tierra y esas expresiónes de "echar tierra encima" o "poner tierra de por medio" me gustan.
ResponderEliminarLa foto es muy bonita, sobre todo por el mar está en calma y ese azul es inmenso, como el agua.
Besos querido Pitt.
Tu comentario es profundo, de tierra, como sabemos los de tierras áridas, de adentro, de sol y polvo. Pero, sobre todo en invierno, tampoco se está seguro de si el mar es el siempre renaciente o el siempre agonizante -¿ves como también aparece la muerte en sus olas?- y, desde el ventanal se contemplan sus precarios gestos, inertes y abatidos.
EliminarBesos también mi querida Maite.
A mí me encanta al mar, por su fuerza de atracción y por la sensación cuando estás dentro que es como un gusanillo. Encierra todo lo masculino y femenino que tiene el planeta, que curiosamente se llama Tierra cuando debería llamarse Agua.
ResponderEliminarBesos
Me ha recordado tu bello comentario aquel poema de José Hierro, Llegada al mar:
EliminarCuando salí de ti, a mi mismo
me prometí que volvería.
Y he vuelto. Quiebro con mis piernas
tu serena cristalería.
Es como ahondar en los principios,
como embriagarse con la vida,
como sentir crecer muy hondo
un árbol de hojas amarillas
y enloquecer con el sabor
de sus frutas más encendidas.
Como sentirse con las manos
en flor, palpando la alegría.
Como escuchar el grave acorde
de la resaca y de la brisa.
Besos. Y, sí, debería llamarse Agua, por algo se llama Planeta Azul.
Puede que la mayor diferencia entre nosotros y el mar resida en que nosotros sí podemos hablar...
ResponderEliminarUn abrazo.
Un regalo que debemos aprovechar como merece.
EliminarUn abrazo.
Preciosa la foto con ese mar tan azul. Como buena atea, con el mar me he confesado mil veces, desde niña, con mares calmos, bravíos, azules, grises, sucios, limpísimos. Yo, volveré a él.
ResponderEliminarEs un lugar maravilloso, para confesarse y para volver.
EliminarEste azul parece de mi tierra...
ResponderEliminarPues ¡bendita tierra!
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