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viernes, 18 de octubre de 2024

El toreo sin inercias o acompañar en el movimiento. Por Javier Jiménez

 

El toreo sin inercias o acompañar en el movimiento

Bajo la ligazón, se 'esconden' siempre defectos que restan profundidad y valor al muletazo que tiene embroque y, sobre todo, remate.

Por Javier Jiménez




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Tiene la Tauromaquia un amplio elenco de vías para la emoción y menos para el toreo. Cuajó Miguel Ángel Perera el pasado 12 de octubre una de las faenas más caras y de mayor peso de la temporada. ¿Por qué? Porque llevó a cabo el verdadero toreo: el que sale desde la inercia, lleva enganchando al toro desde el momento del embroque -muy adelante- hasta el remate por la pala del pitón, consiguiendo reducir en ese tramo la embestida del toro. En el toreo sin inercias, sale el muletazo profundo. Alejado muchas veces, y confundido, con el toreo de acompañar una embestida en el movimiento sin buscar nunca reducirla. Bajo la ligazón y el movimiento se ‘esconden’ siempre defectos que restan profundidad y valor al muletazo que tiene embroque y, sobre todo, remate. Coger, llevar y soltar. 

Es cierto, que la embestida del toro ‘Escusano’, de Victorino Martín fue de tanta categoría, como de exigencia. Un viaje humillado, con embroque, embistiendo con el pitón de dentro, al paso, en ese son mexicano… Condiciones que exigen un toreo casi perfecto, como el de Miguel Ángel Perera. Porque más allá de todo lo visto, tuvo en la técnica el mayor de los éxitos, así como en los trazos de los muletazos y en la colocación. Siempre bien colocado, aunque ligeramente al hilo, para que el muletazo no fuera exigente en la línea curva en el embroque, sino en el remate. En ese matiz, radicó la explosión de la faena. Esa exposición en cada embroque, para tirar de la embestida con un pulso perfecto, siempre en el horizonte de parar la embestida o descomponerla con cualquier trazo o velocidad desacompasada. Cada embestida tiene una colocación. Sin embargo, el toreo profundo siempre partirá de reducir la embestida que parte sin inercias. El toreo está muy cerca -demasiado- de lo que hizo Miguel Ángel Perera a un toro de Victorino Martín en Madrid. Una de las faenas más caras de su carrera. 

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