Un mundo dentro del mundo, cuyo crecimiento desproporcionado pudiera acabar haciendo estallar a ambos. Esta es una posible definición del cerebro humano en sí mismo un planeta a la deriva impulsado por una potente energía oscura.
Quizá sea una reflexión sobre la naturaleza melancólica de nuestra existencia: la de un crecimiento desordenado de la consciencia que desbarata la vida hasta literalmente convertirla en polvo.
Una colisión definitiva entre la inmensidad íntima del cerebro humano y la inmensidad física de su entorno.
En lo de a la deriva, ya te digo yo que si. Por experiencia propia, más que nada.
ResponderEliminarTambién un amasijo de contradicciones, anhelos y sus frustraciones asociadas, esperanza, alegría, tristeza y asi un largo etcétera. Extraño. A veces incluso de si mismo.