El aire se fragmenta por la efímera plenitud de la espuma. Cabalgando llegan las olas, al galope, en escuadrones desbocados. Ahora comprendo por qué los antiguos creyeron que los caballos eran hijos de Poseidón, el dios de las aguas vivas.
José Antonio Marina
Impresionante fotografía. Da mucho respeto y miedo tan bien. Abrazos.
ResponderEliminarEl mar, la mar...
EliminarAbrazos.
las olas van erosionando los acantilados, todo se convierte en arena, todo se degrada menos la estupidez humana, es infinita como afirmaba Einstein.
ResponderEliminarAbrazos
La estupidez, el miedo y la codicia, como apuntaba Einstein.
EliminarUn fuerte abrazo.