En un lacónico aforismo en su "Tractatus", escribió Wittgenstein que "ética y estética son lo mismo". El imperativo moral consiste en hacer de la vida una obra de arte. Éste es el sentido moral de la idea orteguiana de la vida noble, de la vida ascendente, en forma. En Ortega la estética trasciende el ámbito del arte hasta alcanzar el de la moral y la política.
"Nulla ethica sine estetica" siempre lo he tenido claro y lo he confirmado con cualquier edificio que he proyectado, con cada trazado sobre el plano y con cada experiencia vital. Aunque Nietzsche lo formulara al revés.
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