Fortes toca la gloria del toreo en Málaga
El malagueño cuaja una obra cumbre al natural y sale en hombros con Roca Rey en una importante corrida de Álvaro Núñez
Fue un Sábado de Gloria de ensueño para Fortes. Una nueva resurrección en su carrera y un nuevo golpe en la mesa y a las puertas de las ferias. Un toreo que se alejó de ser el ‘telonero’ para convertirse en el eje de la Picassiana. Una cumbre al natural y una tarde para el recuerdo, con una salida en hombros compartida con Roca Rey. El peruano cuajó una faena rotunda a un excepcional toro de Álvaro Núñez, que tuvo que ser premiado con la vuelta al ruedo. Importante corrida de Álvaro Núñez con un toro de pañuelo azul y una faena de Juan Ortega no reflejada en la ficha.
Fortes cuajó una faena cumbre al cuarto, otro toro de Álvaro Núñez con una embestida de categoría, esta vez, por la vía de la clase. El malagueño comenzó de rodillas el trasteo, reduciendo ya desde ese momento la embestida del astado. Rugió el público ante una oda al toreo de Fortes. Al natural, la dimensión de la faena fue extraordinaria. Abandonado, roto, toreando con la cintura, línea curva, reduciendo la embestida… Una faena de ensueño. Un golpe contra su ausencia en las ferias. Un faena de gloria de Fortes. Tras la estocada, paseó las dos orejas entre gritos de ¡Torero, torero! El toro de Álvaro Núñez fue premiado con la vuelta al ruedo.
Fino de hechuras fue el primero, un toro de Álvaro Núñez que ganó en entrega según se fue desarrollando la faena. Buscó Fortes siempre la media distancia, para dar inercia entre muletazo y muletazo en un trasteo de buen tono, aunque condicionada por el viento que impedía dejar la muleta siempre colocada para tirar de la embestida. Varias series al natural tuvieron mucha categoría y muy buen trazo. Sin embargo, el malagueño emborronó con el acero una faena de premio.
Fino, bien hecho, chato y engatillado de pitones fue el tercero, al que recibió Roca Rey por chicuelinas. El excepcional toro de Álvaro Núñez fue bravo, embistiendo con entrega, humillación, clase y fondo. El peruano plasmó su faena con mérito en los medios, con muletazos de mano baja y mucho poder. Pronto se metió Roca Rey entre los pitones para rematar la faena. La estocada fue trasera y desprendida, pero el presidente decidió conceder las dos orejas tras una fuerte petición. Sin embargo, se olvidó del pañuelo azul.
El sexto fue más deslucido, pues a pesar de su buen embroque, le faltaron finales y siempre tuvo el fondo de exigencia justo. Roca Rey le planteó una faena siempre medida en alturas y tiempos, sin perder nunca la exigencia. Saludó una ovación.
Juan Ortega se estiró a la verónica frente al quinto, otro toro destacado del encierro por su clase. El diestro pulseó la embestida en una faena de suma caricia, temple y precisión. Un tiempo entre muletazo y muletazo fue preciso para que el toro ganara en empuje sin perder la ligazón en las series. Un halo de torería que sirvió para afianzar la embestida y para envolver una faena de muletazos muy sentidos. Un pinchazo previo a una estocada, redujo el premio de la faena a una oreja.
Bajo, pero con más expresión y cuajo fue el castaño albardado cornidelantero que salió en segundo lugar. Un astado de Álvaro Núñez al que se le midió en el caballo y todo se hizo a favor en los primeros tercios. Un poderoso inicio de faena de muleta de Juan Ortega marcó el orden a un astado que se descomponía al tocar la muleta y le costaba romper hacia adelante sin inercia. De nuevo, el viento condicionó una faena que precisaba de mucha exigencia y precisión técnica. No estuvo acertado con el acero.
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