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martes, 17 de octubre de 2023

Zaragoza. Una feria para tomar decisiones

Una feria para tomar decisiones y hacer pensar al toreo

Artículo de opinión sobre la situación de Zaragoza

 Están los tiempos revueltos, taurinamente hablando, por la capital del Ebro tras una feria que debería obligar a tomar decisiones y, sobre todo, hacer pensar al toreo. Es cierto, que el ciclo de la Virgen del Pilar no es fácil. Ni para la contratación de los toreros, ni para el tema ganadero, algo acrecentado de la pandemia a estos años. Ahora bien, el toreo debe cuidar de Zaragoza y su afición, que ha respondido y acudido a la plaza a pesar de todo.

Con una localización clave para el futuro del toreo, a las faldas de Cataluña, Zaragoza ha perdido ser el puntal de referencia de final de temporada. Pero, más sorprende, cuando uno visita la ciudad y parece que lo que se busca es ese silencio mediático. Aislar el toreo de la ciudad. Con escasa publicidad, sin presencia en los medios nacionales, con una relación casi inexistente de información, conociendo sustitutos horas antes del festejo… y, aún así, los tendidos se llenan mañana, tarde y noche.

De la situación que vive La Misericordia, sólo existe un culpable: la Diputación de Zaragoza.

Pero no olvidemos que esta situación es una muerte anunciada de algo que está persiguiendo y denunciando desde muchos años Mundotoro: los pliegos-subasta. De la situación que vive La Misericordia, sólo existe un culpable: la Diputación de Zaragoza. Más interesada en que los bolsillos estén llenos que en la salud de su plaza. Y el toreo, sin embargo, calla, traga, se arrodilla e incluso da las gracias.

Ni ANOET, ni los ganaderos, ni los matadores, ni los banderilleros ni apenas la prensa enviaron en su momento ningún comunicado para hacer público lo que se hablaba en privado. Sólo Mundotoro. Lo que dicen uno a uno en privado es que el pliego, hablando del tirón, era una mierda. Pero en público solo Simón Casas lo dijo. “Sólo existe la opción de hacer una propuesta temeraria”, aseguró a este medio. Y el toreo, lejos de dejar libre un pliego dañino para la Tauromaquia, se presentó con propuestas estrambóticas, mientras los señores con corbata se frotaban las manos.

Mientras el toreo siga recortando el dinero de los suyos, para dárselos a los políticos, la Tauromaquia tendrá las horas contadas por un problema de facto: no hay unión en el toreo.

De los 182.593 euros de canon mínimo que exigía la Diputación de Zaragoza, Carlos Zúñiga padre ascendió su propuesta a 502.000 anuales. Medio millón de euros de entrada. Y, ahora, a hacer una feria en octubre y otra en abril. Y, luego, que las cuentas no salen y todos hay que remar a favor. Mientras el toreo siga recortando el dinero de los suyos, para dárselos a los políticos, la Tauromaquia tendrá las horas contadas por un problema de facto: no hay unión en el toreo.

Si de verdad la hubiera, el toreo, como sector, tendría el poder de hacer claudicar a las administraciones. ¿Cómo? Haciendo valer pliegos que sean buenos para el toreo. Para todos: empresarios, ganaderos, toreros, banderilleros, novilleros, afición… Unas licitaciones donde se prima la calidad a la cuantía económica.

Habrá muchas ‘Zaragozas’ hasta que el toreo se desprenda de su cainismo y de trabajar mirando al ojo del contrario. Y no seamos tontos. La Diputación de Zaragoza no ha mirado por la Tauromaquia, sino por unos ingresos. Y lleva ya varios años. Pocas son las instituciones que de verdad fomentan al toreo y a sus gentes. Hablamos de un apoyo sin rédito. Mientras que éstas sigan ingresando y primando lo económico a la calidad, no están fomentando ni ayudando al toreo. Y no hablemos de aquellas subvenciones o escuelas taurinas, cuyos gastos son una pequeña inversión de lo que ingresan por la Tauromaquia. Del dinero nuestro para cumplir su obligación por ley de fomentar, preservar y proteger una actividad de Patrimonio Cultural de España. Por la que tenían que dar y no estar pendiente en recibir. Esa es la verdadera realidad: el toreo llena las arcas de las Diputaciones propietarias de las plazas de toros. Sigamos haciéndonos lo tontos, pero no demos las gracias. De aquellos barros, estos lodos. Zaragoza, resiste.

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