De la calle Ferraz de los Dominguines a la Ferraz de Pedro Sánchez. La vergüenza del PSOE y sus votantes actuales.

 De la calle Ferraz de los Dominguines a la Ferraz de Pedro Sánchez: nos falta memoria y vergüenza

Editorial del 8 de noviembre de 2023

Mundotoro.

Ya no vuela ‘Mundo Obrero’ por los cielos de la Calle Ferraz de Madrid como aquella noche. Cuando el torero Domingo Dominguín había dejado en la terraza los panfletos subversivos, en la era dura del franquismo. Se levantó ese viento que multiplica la libertad que tiene el aire por la Casa de Campo y Debod, y los lanzó al aire y a la calle Ferraz como plumas de paloma. En esa casa torera, se refugió la flor y nata del PCE. Y el PSOE. Escondidos se libraron del talego Jorge Semprún, Marcelino Camacho y muchos más. A pocos metros de esa casa, hoy, en Ferraz, sede del PSOE, se regresa al frentismo, a la intolerancia, a la dos Españas. No hay memoria. No tiene Sánchez la menor idea de lo que costó construir esta España. Una seudoizquierda inculta hasta las cachas que escupe sobre la izquierda culta y torera de España. Hoy, el progresismo de Sánchez, uno que no sirvió para el baloncesto jugando a ser el Montesquieu de Monipodio, ha cambiado esos vuelos. Vuelan por Ferraz botes de humo, bengalas y un cainismo preguerra civil en el peor momento de este país desde el 23F de 1981.

Cuando volaron las hojas de ‘Mundo Obrero’ por Ferraz, subió raudo el sereno, acostumbrado a esas “cosas del torero” y dio la alarma y más raudo bajó la familia a salvar los panfletos. Cómo es posible que, sólo por respeto y memoria, no haya nadie en la izquierda de Ferraz que no sienta sonrojo y vergüenza de su Ferraz actual. O gente de la cultura y del cine, callada sin memoria. Estimado Bardem, su antepasado Juan Antonio, junto con un torero, un Dominguín, crearon la productora UNINCI, que parió cintas como Viridiana o Bienvenido Mr. Marsall. Que rescató y dio trabajo a Berlanga, Luis Buñuel, Rabal, Canet…Pero ni la gente de la política sabe de política, ni la gente del cine sabe de cine. Porque para saber de las dos cosas se necesita saber del toreo. Y de España. Y de la calle Ferraz.

Cuando Lorca habló del toreo como el espectáculo más culto y más injustamente despreciado, hablaba de la cultura vasta y libre de la Residencia de Estudiantes, por tanto, de un torero, Sánchez Mejías. Y hablaba en futuro de la España de la izquierda comprometida, en donde otro torero, arropado por toda su familia de toreros, salvaron, promocionaron, dieron de comer a todos los grandes del PCE, del PSOE y a todas las gentes de la cultura prohibida de entonces. Sánchez Montero, Semprún (que usaba el alias de Federico Sánchez), Pradera, Aldecoa, Celaya, Múgica, Marcelino Camacho, Alfonso Sastre, Rafael Alberti…Todos ellos fabricando la España que hemos tenido. Que no era mala.

No existiría hoy la España política ni la cultural sin la calle Ferraz de los Dominguines. No existiría hoy el cine con su historia a cuestas sin esa casa de toreros. No existiría hoy la política en el hilo conductor de los Semprún, Camacho, Múgica, sin esa casa torera. Gran parte de la cultura, de la literatura, de la poesía, del cine, de la política, tuvieron amparo, financiación, amistad y lealtad de toreros. En los brazos de Domingo, en esa casa, antes de salir hacia un tentadero, murió prematuramente Ignacio Aldecoa, el ‘Sthendal español’.

En una España de delación, no hubo jamás en el gremio torero un delator, aunque se sabía quién escondía a quién. Tiene el toreo una sangre fiel y leal con toda la sangre de valientes, sea cual sea su credo, porque la sangre suya de valientes. Y sangre leal con la cultura, porque la suya es sangre de gentes cultas. No existiría ni la cultura de hoy, ni la política de hoy, sin todas esas gentes que se relacionaron, cuidaron, retroalimentaron durante varias generaciones: Picasso con Luis Miguel, éste con Lucía Bosé, éste con Visconti, éste con Bardem, éste con Buñuel, éste con Domingo, éste con Semprún, éste con Alberti, con Palomo y éste con Botero, …y este otro con éste y con este otro.

Nuestra calle Ferraz, al lado de donde trabajan los periodistas de Mundotoro, vive el simbolismo más cierto de preguerracivilismo de un país que escupe bilis alimentada desde muy cerca del portal de la misma calle en donde gentes del toreo ayudaron y aportaron su grano de arena para fabricar la España de muchas generaciones. La del bienestar de tantas generaciones. Estos políticos incultos, soberbios, iletrados, desconocedores de España y su historia reciente, estos alimentadores de las dos Españas, estos animadores de la violencia al rebufo de “no pasarán” rancio, cutre y estéril, no saben lo poco que cuesta animar a la masa a la batalla. Lo poco que cuesta fabricar un tuerto o un muerto. Y volver al 36.