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martes, 9 de abril de 2024

Sevilla 09.04.2024. José Garrido, David de Miranda y Leo Valadez. Toros de Santiago Domecq


 

La Maestranza presencia un escándalo

Un escándalo. Un impecable asalto de la bravura y de la clase. Eso fue la corrida de Santiago Domecq. Un encierro que volvió a devolver la armonía al ruedo hispalense y bajo la sentencia de que esta sí era corrida de Domingo de Resurrección. Faena de escándalo de David de Miranda que consiguió imprimir soltura y flexibilidad en los trazos con la base de la figura erguida. De corte ‘manoletista’ y ‘tomasista’, enardeció a los tendidos de La Maestranza que pidieron el indulto bajo el clamor de una faena enorme a un toro de excelencia superlativa. El otro escándalo fue que fueran sin los honores de la vuelta al ruedo de un presidente que si por algo se ha caracterizado, ha sido por la sensibilidad que esta tarde no tuvo. Oreja para José Garrido en una nueva tarde de buena dimensión, mientras que Leo Valadez fue silenciado y sufrió ese ni bien ni mal desconcertante de los tendidos sevillanos.


Video:

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El quinto marcó su excelencia ya de salida. Definido en su clase, en su humillación y en su galope franco, además de un tranco constante que dio al público sensación de falta fuerzas que hacía más tapada la condición del astado con la sorpresa final. Comenzó David de Miranda por alto, en el sitio, sin perder pasos, ligando una arrucina de ajuste milimétrico con un pase de pecho de largo en el que el astado de Santiago Domecq marcó que lo que requería era siempre llevarlo. Dio distancia el onubense que debutaba como matador de toros en La Maestranza y le cuajó una serie de gran ritmo y temple. El público se dio cuenta de tan depurada bravura, mientras que David de Miranda depuraba en su concepto vertical, dando a los muletazos un trazo más en largura. Siguió una más a diestras, aunque la cumbre vino al natural. Con el compás casi a pies juntos, dando el pecho y cintura rota, acompañando todos los muletazos. Fue el inicio de un escándalo en los tendidos que saltaban como un resorte al final de los muletazos.

Se jaleó al toreo de David de Miranda y a la embestida de Santiago Domecq. Fusión perfecta que prosiguió sobre la diestra, mientras en los tendidos empezaron a volar los pañuelos hasta que los tendidos se vieron blancos desde un plano cenital. Absortó y entregado a la obra, De Miranda siguió toreando y encogiendo el estómago de los presentes. Un volcán de emociones mientras el presidente analizada la condición del astado buscando el defecto. Como si la perfección existiera. Pero nosotros en la bravura la buscamos. Como buscamos el defecto frente a la virtud. Terminó el toro después de casi diez minutos embistiendo con entrega absoluta, dando un viaje hacia las tablas. La balanza había elegido muerte. Tras un pinchazo, David de Miranda dejó una estocada de la que salió con un fuerte golpe en la boca del estómago. La plaza pronto pidió las dos orejas en una tardanza presidencial sin argumentos que además dejó al toro sin vuelta al ruedo. Un escándalo.

Se rompió las cadenas David de Miranda que le mantuvieron más fibroso y menos suelto frente al segundo, un toro que no se entregó en los primeros tercios y que rompió a embestir en la muleta, gracias a un formidable inicio con una rodilla en tierra. Roto el toro a embestir, fue un examen constante en altura y trazo. El encastado de Santiago Domecq iba hasta donde se le llevaba y agradecía siempre el trazo por abajo. Y si era todavía más abajo, mejor. Una faena vibrante, pues el toro puso emoción, en la que destacó el toreo al natural. Tres muletazos en los que el onubense se olvidó más de su vertical figura, ganando en flexibilidad, en trazo y en poder. Una buena sensación que rozó la oreja frente al importante ejemplar. Exigente prueba. A pesar de que la estocada entró, su travesía hizo que tardara en doblar.

A la puerta de chiqueros se fue José Garrido para recibir al primero. Una pintura de armonía que salió definido de salida en el recibo a la verónica de José Garrido. Tuvo el toro y la faena el defecto de abrir la plaza, pues el astado de Santiago Domecq embistió con humillación, clase y tuvo fondo. En los terrenos del tercio, el extremeño lo ligó siempre sin perder pasos, reduciendo la embestida a partir del tercer muletazo de cada serie. Una buena faena a un gran toro. La estocada fue perfecta y la oreja sin contestación. Largo y más alto fue el cuarto, con mucho cuajo. Se arrancó el toro desde el centro del ruedo en la suerte de varas, cobrando importancia todo cuanto se hizo en el ruedo. No facilitó la labor el viento frente a un toro de apuesta, ya que José Garrido tuvo que buscar su defensa en los terrenos del tercio. Además, el toro se terminó viniendo abajo, no terminó de entregarse y la faena también se vino a menos.

Con mucha indiferencia trató el público de Sevilla a Leo Valadez. De eco nulo el trance de la porta gayola con el que recibió al tercero, el de menos nota del gran encierro. Al límite de la casta, el mexicano esperó mucho en los momentos de los embroques para tirar de la embestida sin desplazarle hacia adelante. Una faena sin eco a pesar de su complejidad técnica. En uno de esos viajes en los que el toro dijo que no, acabó Leo Valadez por los aires. El pitón dibujo su trayectoria en la parte posterior del muslo. Tan indiferente se mostró Sevilla que tampoco rechazó una estocada caída. En ese desconcierto, buscó Valadez conectar con los tendidos a base de imprimir mucha ligazón a un toro que tuvo mucha clase. Destacaron varias series cuando el mexicano consiguió el toreo más reposado y no tanto la ligazón. Las cosas de Sevilla. Una tarde de escándalo que vino a confirmar otro más. La corrida del Domingo de Resurrección era la de Santiago Domecq. Ya sólo por la presencia.

Ficha del Festejo:

Hierro de Santiago Domecq - EspañaPlaza de toros de La Real Maestranza de Caballería de Sevilla, Tercera corrida de toros de de la temporada. Un tercio de entrada. Toros de Santiago Domecq, muy bien presentados por sus buenas hechuras y armonía. Cortos de mano y con cuello. De excepcional juego. Al excepcional quinto, de nombre ‘Tabarro’, nº 30, negro, de 535 kilos y nacido el 12/19, se le llegó a pedir el indulto y el presidente negó sin ningún sentido la vuelta al ruedo. Muy completo el primero, definido desde salida. Encastado el segundo. Bravo el cuarto. Noble y con clase el sexto. Más soso el tercero.

• JOSÉ GARRIDO, oreja y silencio tras aviso.

• DAVID DE MIRANDA, ovación tras aviso y dos orejas tras aviso.

• LEO VALADEZ, silencio y silencio

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