Una tarde de figura del toreo y una faena para los elegidos
Triunfar en el día más señalado, llevar el peso de la temporada y el de la taquilla, dando tu mejor dimensión cuando el verano y el transcurso de la temporada empieza a notarse es la diferencia entre ser figura o no serlo. Y Roca Rey lo es y lo confirma en tardes como la de Pamplona, que volvió a ser de nuevo la capital de Perú. Dos portagayolas y una rotundidad aplastante con capote y muleta. En el toreo profundo y en las cercanías. Ni un ‘pero’. Una tarde en la que Pablo Aguado toreó al natural como los elegidos, en faena de cante grande y toreo caro. De los mejores de las ferias. Regresaba Cayetano a Pamplona, ciudad siempre que le espera, de la que salió silenciado con una corrida de Jandilla que manseó en los primeros tercios, pero que contó con tres toros de triunfo. Una clase y nobleza que siempre estuvo reñida con la raza.
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