El destino no se presenta siempre con la apariencia deseada. Incluso se muere tontamente, sin saber por qué. La historia es una acción estúpida. Ajena, cuando no contraria a la inteligencia humana. El hombre lo comprueba y lo padece y no puede más. Tal es la grandeza de su destino, según dicen. Las brasas del poniente se enfrían y dejan nubes de ceniza.
Preciosa, emocionante y conmovedora entrada, Piit.
ResponderEliminarEs verdad, las tragedias nos dan lo más absurdo y mezquino de la muerte, totalmente carente de sentido.
Gracias y buen fin de semana.
Y aunque nos impacten estas tragedias por los aparatosas eso sucede a diario en las carreteras. El accidente está ahí. Asumo estoicamente la sabiduría de tus letras. No me queda otra opción.
ResponderEliminarMejor no pensar en ese destino... no lo vamos a cambiar.
ResponderEliminarBesos abisales
PD: me guardo tu frase de Virgilio, para arrancar el día
Qué triste...Otro abrazo Pitt!
ResponderEliminarUn segundo nada más, que dura la eternidad de una tragedia.
ResponderEliminarUn abrazo y gracias por su visita. Nos leemos.
Terribles o maravillosas, las vueltas del destino, que día tras día nos recuerdan nuestra pequeñez y nuestra grandeza.
ResponderEliminarSólo somos pasto de absurdeces.
ResponderEliminarBella entrada, a mi me ha emocionado, sigo estando blandita. Un abrazo
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