Alfonso Ussía, cuenta sobre Curro
Romero: “En Espartinas, en su casa a la vera de Sevilla, fuimos a comer, Antonio Burgos, Antonio Mingote y yo. Y durante el café, Curro le retó a
Mingote:
–A ver, Antonio, tú que te fijas en
todo, dime en qué se diferencia mi casa de la de cualquier torero.
Y Antonio no daba con la tecla, hasta
que Curro se lo soltó:
–Que no hay ni una sola cabeza disecada
de un toro. Bastante he sufrido toreándolos, para tener que soportarlos en las
paredes de mi casa.
Muy bueno... Un saludo
ResponderEliminarMe alegra que te guste, hay muchas anécdotas descacharrantes pero que reflejan toda una filosofía de vida detrás de ellas, y grandes verdades, como todo lo relacionado con el mundo del toro.
EliminarUn saludo, Daniel.