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martes, 1 de noviembre de 2022

Joselito el Gallo y Juan Belmonte


La rivalidad entre los toreros siempre ha sido un aliciente. La de Joselito el Gallo y Juan Belmonte fue proverbial.

Cimentada sobre la guasa de Sevilla, la tertulia de barra de bar y el monopolio sentimental sobre un pueblo humilde, la pugna que mantuvieron sobre el albero se ejemplifica con una anécdota: la del cura gallista que, tras el primer triunfo de Belmonte en Sevilla, impidió que sus partidarios portaran al héroe en las andas de la virgen. El motivo del ministro de Cristo era sólido: "Si por lo menos hubiera sido Joselito..."

2 comentarios:

  1. Sobre la Tauromaquia:
    Carrizo: Borges, ¿Qué opina de la tauromaquia? ¿Cuál es su concepto sobre la figura del torero?
    Borges: La tauromaquia es una de las formas vigentes de la barbarie. En cuanto a la figura del torero, creo que es esencialmente un cobarde. Un hombre que con todo un aparato racional de estrategias, entrenamientos, armas, estocadas practicadas, clases y mucho estudio premeditado, se mide frente un animal pasmado por la sorpresa, por la ansiedad; un animal que no tiene otro recurso que los reflejos de su instinto primario. Bajo esa disparidad podemos medir el valor de los toreros. La valentía verdadera no soporta desniveles tan abusivos. Por eso para mí los toreros no son valientes, sino más bien bufones; los bufones de la valentía.

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    1. Comprendo que su ignorancia se refugie en un nick Anónimo, también lo comprendo porque citar a Borges en sus opiniones, independiente de su obra, significa a qué signo supremacista pertenece usted. Permítame decirle que de haber algún bufón está representado en su persona y que puede considerarse insultada con el peor calificativo que se le ocurra. El sesgo está en su mente, tal vez como un prejuicio inconsciente, un interés inconfesable o un modelo erróneo del mundo. No es nada raro. Es la especie humana, amiga. Prejuicios comprensibles, pero que carecen de la menor justificación empírica. Permítame decirle que es usted de esa clase de personas grotescas y ridículas que, en buena lógica, no convencerían ni a un niño de pecho.

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