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sábado, 21 de mayo de 2022

21.05.2022. Paco Ureña, en solitario.






Puñales por la espalda

Paco Ureña, afligido y espeso de ideas, solo cortó una oreja en su encerrona con toros muy desdibujados de seis hierros distintos.


Antonio Lorca. El País.

No fue posible. Paco Ureña fracasó en su encierro con seis toros en San Isidro. Ha triunfado de largo el ideólogo de esta corrida, y ahora, presumiblemente, la utilizará para tratar de hundir de manera definitiva al torero murciano.

Porque lo de esta tarde no ha sido una gesta de un torero en plenitud que se quiere medir a sí mismo, sino una auténtica encerrona del sistema que, por motivos inconfesables, pretende borrar del mapa taurino a Paco Ureña. No lo contrataron ni en Castellón ni en las Fallas, entró como sustituto de Emilio de Justo en Sevilla, y en Madrid le ofrecieron este plato de lentejas envenenado. Y como no ha triunfado, el torero deberá soportar a partir de ahora las consecuencias. Es verdad que todo resulta un poco misterioso, pero así es: el diestro triunfador de 2019 se las verá canutas para entrar en las próximas ferias; y si no, al tiempo.

Es cierto, por otra parte, que una encerrona es siempre un arma de doble filo, y hacerla en Madrid es una apuesta muy dificultosa. Y lo sucedido hoy es buena prueba de ello.

Para empezar, una corrida muy desigual de presentación, mansa de principio de principio a fin, en la que ningún toro ofreció una oportunidad de triunfo: muy protestado por su escaso trapío e invalidez el de La Ventana del Puerto; noble pero rajado el de Domingo Hernández; imposible el muy deslucido ‘adolfo’, que medía a su sombra; cornalón y desfondado el de José Vázquez; anovillado e inválido en devuelto de Juan Pedro Domecq; manso y encastado el sobrero del Conde de Mayalde y muy descastado el de Victoriano del Río.

Y Ureña no estuvo bien. Toda la tarde se le vio espeso de ideas, afligido, entristecido, derrotado, cansado y desdibujado.

Solo dos quites, uno por templadísimas chicuelinas en el segundo, y otro por apretadas gaoneras en el sexto; y unas airosas verónicas de recibo al primero y segundo. Y, muleta en mano, muchos detalles sueltos, sin que hubiera una faena medianamente conjuntada.

Lo intentó sin éxito ante el protestado que abrió plaza; brindó al público el segundo, y el inicio, por estatuarios, tres naturales y del pecho hicieron abrigar las mejores esperanzas. El toro de Domingo Hernández se fue apagando como una vela, mientras Ureña insistía, y dibujó, es verdad, un extraordinario muletazo circular con la mano derecha y algunos más de evidente hondura, pero todo se diluyó en la espesura de una labor tan larga como cansina.

El toro de Adolfo Martín se hizo el amo del ruedo en el tercio de banderillas, y en menos de diez minutos ya había obtenido el sobresaliente cum laude en sosería, bronquedad y peligro. A Ureña le costó un mundo descabellarlo.

Con dos derechazos largos comenzó la faena al cuarto, pero fue ante el cornalón ejemplar de José Vázquez en el que se le vio vencido y apocado. Robó algún natural estimable, pero todo quedó demasiado insulso.

Para que no faltara un perejil, una inoportuna tormenta se hizo presente y llovió torrencialmente durante el último tercio del quinto de la tarde, el sobrero encastado del Conde de Mayalde, con el que Ureña estuvo más entonado con varias tantas estimables por ambas manos mientras el público huía despavorido de los goterones. Y un descastado animal de Victoriano acabó con la última esperanza.

Fin. Otra encerrona más que suena a venganza. El tiempo próximo dará o quitará razones. Hay quien piensa que a Ureña lo quieren hundir y la cuenta atrás ha comenzado. La corrida de hoy ha sonado, y mucho, a puñales por la espalda…



Video resumen:


Apunte de Enrique Martín sobre el bochornoso comportamiento en Las Ventas:

Anda que no se han vivido tardes de bochorno en la plaza de Madrid, tardes de escándalo ganadero, de fracasos de los actuantes, de palcos infames y de públicos verbeneros, pero lo sucedido en la tarde de los seis toros de Ureña ha sobrepasado cualquier limite posible e imaginable. Algo que por mucho que se intentara, no tenía explicación, nadie la encontraba, los habituales nos mirábamos (,..)
Seis toros muy escogidos de La Ventana del Puerto, Domingo Hernández, Adolfo Martín, José Vázquez, Juan pedro Domecq, Victoriano del Río y el sobrero quinto del Conde de Mayalde. Un encierro nefasto, flojo, sin picarles, como si fueran hijos de la misma vaca, con los que Paco Ureña ha sido incapaz de dar un solo muletazo de verdad, con los que ha mostrado todas las precauciones, inseguridades, incapacidad y falta de ideas y recursos necesarios para un compromiso así. Él venía a triunfar y se ha querido creer que lo ha hecho bajo un chaparrón, despatarrado, todo trampas, todo destoreo, mientras la chusma le aclamaba, mientras la chusma le engañaba. Siempre he considerado a este torero como un ejemplo de honradez, de entrega, entrega hasta más allá de los límites, un torero al que en más de una ocasión le he escuchado decir que los toros no es que sean malos o buenos, es que si no triunfa es porque él no los ha sabido entender. ¿Cabe mayor rasgo de honradez, de torería, incluso? Pero en esta ocasión, si se ha dejado llevar por el hechizo de la chusma, quizá solo podría rogar a la providencia que le abra los ojos y le permita ver con claridad lo sucedido esta tarde, en que esa chusma ha decidido celebrar lo que ellos consideraban un triunfo sembrando el ruedo de Madrid de almohadillas, incluso alguna lata de cerveza llena, mientras Ureña y la cuadrillas solo intentaban que el toro doblara.




Ficha del Festejo:

Plaza de toros de Las Ventas de Madrid. 14ª de la Feria de San Isidro. Más de tres cuartos de plaza (19.992 espectadores, según la empresa). Toros por este orden de La Ventana del PuertoDomingo HernándezAdolfo MartínJosé VázquezJuan Pedro Domecq y Victoriano del Río, de distinta presentación y juego. Destacaron el segundo de Domingo Hernández y el sobrero de Conde de Mayalde. Noble y con calidad pero medido de fuelle el de José Vázquez. Noble y de poco fondo el de La Ventana. Peligroso el de Adolfo Martín y manso y aquerenciado el de Victoriano del Río.

• PACO UREÑA, de coral y oro: que actuó como único espada, cosechó el siguiente balance: silencio, ovación, silencio, silencio, oreja y ovación


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