Dos faenas y una corrida en tierra de nadie
Tuvo la tarde de Valencia dos faenas y una corrida en tierra de nadie. Dijo poco -también en presentación- el encierro de Juan Pedro Domecq, que se movió por debajo de la casta a excepción del segundo y del sobrero. Un lucimiento escaso que no dio calor a un ambiente frío y desangelado. El fallo con el acero quitó un triunfo mayor a Emilio de Justo y Daniel Luque, que paseó la única oreja de la tarde. Pocas opciones para Sebastián Castella con el lote menos lucido de una corrida que, aunque se apoyó mal -doliéndose de las manos en algunos momentos por las lluvias de los últimos días-, no escondió su falta de raza y de clase.
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