Contaba María Isabel Díaz, una audaz psicóloga y sexóloga, en una revista:
"Lo tengo claro. El calzado ideal para mí a la hora de hacer el amor son unas botas de caña alta, ¡altísima!, justo hasta la ingle... Y un poquito más arriba, pero elaboradas sobre la marcha y a mi medida con un noble material: la saliva. Cosidas a golpe de lengua y de deseo, empezando entre los dedos de los pies para ir deslizándose suavemente, puntada a puntada, ribeteando las cotas más altas. Y eso para que luego digan que solo la baba de caracol tiene propiedades".
Ahí queda eso, señores.
Es una opción. Sólo necesita el zapatero/a adecuado/a.
ResponderEliminarfetichista!!!
ResponderEliminarjajaja
la diversión en el sexo es inversamente proporcional al número de reglas que le pongamos...
salu2
Yo tengo otros fetiches, que no contaré aquí, claro. Este no me sirve, hay dos cosas que no soporto que me toquen, los pies y el ombligo, y eso a pesar de no tener cosquillas.
ResponderEliminarPues sí, para gustos colores, y para ocasiones canciones.
ResponderEliminarY como Pepe dice, si el zapatero no es el adecuado, seguramente prefieras estar descalzo.
Pues yo sí que tengo cosquillas, así que tampoco me vale. Pero el parrafito suena muy sexy, ¿verdad? Le deseo que encuentre al zapatero ideal.
ResponderEliminarPero... ¿y las pelotillas que salen entre los dedos?
ResponderEliminarQue bajón de libido, jajajajaja.
Pepe, no seas tan exigente.
ResponderEliminarLeamsi es un maestro.
Marikosan, hay quien puede permitirse los fetiches que quiera.
Neko, piensa en esta escena: A cinco kilómetros de casa no encuentras taxi, ni bus. Caminas decidida a llegar cuando sea. ¡Se te rompe el tacón del zapato! Un cartel indica: ZAPATERO EXPRESS (continuará)
Jana la de la niebla, ahora también Jana la de las cosquillas.
Piedra, no jodas, que ya tenemos bastante con que nos recuerdes lo idiotas que "semos".
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