A sus trece años, el poeta Fernando Villalón Daóiz y Halcón recibió una de
las imágenes que más le impactaron en su vida, y que le dejó huellas para
siempre. El 30 de mayo de 1894 llega a Sevilla el cadáver de Manuel
García, torero conocido en la plaza como “El Espartero”, nacido en la
sevillanísima plaza de la Alfalfa.
Giralda, madre de
artistas,
molde de fundir toreros,
dile al giraldillo tuyo
que se vista un traje negro.
Malhaya sea Perdigón,
el torillo traicionero.
Negras gualdrapas llevaban
los ochos caballos negros;
negros son sus atalajes
y negros son sus plumeros.
De negro los mayorales
y en la fusta un lazo negro.
Mocitas las de la Alfalfa;
mocitos los pintureros;
negros pañuelos de talle
y una cinta en el sombrero.
Dos viudas con claveles
negros, en el negro pelo.
Negra faja y corbatín
negro, con un lazo negro,
sobre el oro de la manga,
la chupa de los toreros.
Ocho caballos llevaba
el coche del Espartero
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