Tomás Rufo y la falta de entrega
Toros de Domingo Hernández y Garcigrande para El Juli, Perera y Tomás Rufo
Es el primer gran nombre que deja la Feria de Santiago de Santander. La Puerta Grande inaugural en el Coso de Cuatro Caminos. Hablamos de Tomás Rufo. El diestro toledano cuajó una tarde importante presidida por el temple y la necesidad de torear despacio a sus oponentes. Vive Rufo las horas después antes de emprender el camino de vuelta y esperando otra de sus citas de su temporada: Pontevedra.
‘Estoy muy feliz, aunque contrariado por haber pinchado los toros, porque el triunfo hubiera sido aún mayor’, asegura Tomás Rufo cuando se le pregunta por las primeras sensaciones. ‘Fue una tarde muy importante de toreo, estuve a gusto toda la tarde y a la más mínima, pude torear como siento y la gente lo cantó’.
Debut y triunfo. Primer paseíllo en el Coso de Cuatro Caminos y primer triunfo. Caer de la mejor manera posible en una afición. ‘Era una plaza que tenía muchas ganas de conocer y noté una conexión tremenda con los tendidos. Primero, con las peñas, donde hay mucha gente joven; y ya, en el último, con toda la plaza. La verdad que no me esperaba tanto calor, para un torero que a lo mejor no conocían, pero, entrar de esta manera en una feria de la categoría de Santander y conseguir un triunfo como este dará un empujón a mi temporada’, sostiene Tomás Rufo.
La faena llegó frente al sexto, al que toreó siempre a velocidad reducida, con el arma del temple. ‘Torear despacio para mí es el toreo. Es lo que siempre intento buscar y es muy difícil de encontrar, porque no todos los toros te lo permiten. En eso, junto al recoger las embestidas hacia adentro, está para mí el toreo. Esa es mi obsesión y es el camino a seguir después de ver la respuesta de la gente’.
Aguarda ya Tomás Rufo su siguiente paseíllo en uno de sus bastiones: Pontevedra. ‘Es una feria que me encanta y que tiene mucho mérito por ser la única plaza que aguanta y se mantiene en Galicia. Desde mi paso el año pasado, creo que me he convertido en un torero muy querido allí y tengo muchas ganas de hacer el paseíllo en Pontevedra, porque, para mí, es una de las fechas señaladas. Ojalá poder tener un triunfo importante otra vez, para seguir con ese idilio que tengo con Pontevedra y su afición’, mantiene.
Tomás Rufo se está convirtiendo en un torero del Norte. Santander y Pontevedra ya le conocen, puesto que le han visto triunfar. ‘Son zonas donde existe mucha afición y con mucho mérito por aguantar esa ilusión. Saben cuando un toreo se entrega y saben valorar el toreo bueno de verdad’, concluye el toledano.
Video, El Juli:
Un dije fue el primero: bajo de hechuras, con cuello, acodado de pitones. Lo recibió El Juli con mucho relajo y templanza a la verónica, sin apenas perder pasos. Tuvo el toro una embestida siempre con el pitón de adentro, con profundidad y en la línea curva, pero con el defecto de costarle los remates y repetir en sus embestidas. Faena de menos a más de El Juli, con una primera parte dando tiempo entre muletazo y muletazo, y otra de mucho poder, llevando muy largo la embestida. Un pinchazo previo a una estocada ligeramente trasera y atravesada redujo el premio de una oreja a una fuerte ovación.
Más basto de hechuras fue el cuarto, que embistió con fiel reflejo a su tipo. Lo hizo todo a su favor El Juli con muletazos sin apretarle en exceso, llevándolo siempre muy largo. Le faltó esa entrega al toro a mitad de faena, cuando El Juli optó por acortar las cercanías en varios redondos invertidos. Faena de premio que volvió a quedarse en el filo de la espada. Ovación tras aviso.
Video, Miguel Ángel Perera:
El segundo salió con menos celo de chiqueros, marcando su querencia. Buscó de manera descarada el pecho al caballo en el tercio de varas y tuvo una embestida descompuesta y sin orden en la muleta. A veces, salía por arriba. Otras, reponía. Exigente resultó la faena de Miguel Ángel Perera que a base de dominio y mucho temple fue dando orden a la embestida por abajo. Buscando siempre el tranco más del toro a base de llevarlo muy embebido. La limpieza, algo que no era fácil, presidió una labor meritoria. Remató su faena por ajustadas manoletinas. Estocada ligeramente desprendida. Oreja tras aviso.
La bravura del quinto duró el inicio de rodillas por pases cambiados de Miguel Ángel Perera. Puso el diapasón alto el extremeño, pero el astado salmantino no aguantó el poder a la vez que fue perdiendo el brío en la muleta. Se metió Perera en terrenos de cercanías, pasándose el toro por todos los lados. La espada cayó desprendida, pero, ligeramente, contraria, por lo que necesitó un golpe de verduguillo. Ovación tras aviso.
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