El robo de la pandereta a la España de pandereta
Editorial de Mundotoro del lunes 15 de septiembre de 2025
Ocho años después, Muro (Mallorca) alcanzaba la simbología de llenar su plaza de toros, el mismo día que Emilio de Justo indultaba a un toro de Justo Hernández en Salamanca, en el contexto de una España y Francia de toros y convivencia que completaba el fin de semana más taurino del año. En Las Ventas dos colombianos, Juan de Castilla y Ritter, se abrazaban juntos en su ‘exilio’ de una Colombia sin toros. El mismo día en el que la Vuelta Ciclista se convertía definitivamente en el acto propagandístico televisado más burdo, lamentable y violento de Pedro Sánchez. Lo de los toros es España sin pandereta. Lo de la propalestinada es la pandereta de España resumida en un podio subterráneo y clandestino de neveras de playa para aupar a los ganadores.
Tiene mucho ese podio clandestino de aquella votación del nacionalismo corrupto y de pandereta del pseudoreferéndum de independencia de Cataluña (1/10/17) con las neveras de playa como urnas. Entonces y ayer la masa minoritaria violentando calles y ciudades en un aquelarre de intolerancia. Hay una especie de justicia poética: estamos eliminando la pandereta real y/o ficticia de la España de toros y se la quedan en posesión esos dirigentes políticos que viven prohibiendo, mintiendo y pandereteando, con el último gerundio azuzando la libido nacional progresista de especímenes de pandereta total, como esa mujer desubicada llamada Irene Montero, que se pone cachonda con una kale borroka en la Castellana puesta ya antes de una cubeta de cerveza.
¿Pandereta? Miren la jeta de los siguientes: Koldo, Ábalos, Cerdán, la fontanera, Begoña (cuyo flequillo tiene el mismo tic neojuvenil que otra jeta de pandereta, Puigdemont), la Yolanda, la Montero andaluza (psicofalacia de la estulticia), Óscar Puente… son el zoo de pandereta, son la cabra encima de una escalera. Posiblemente son el retrato fiel de la involución al simio. La cara de Pedro Sánchez (afina Mariló Montero al decir en El Mundo que Pedro ha cambiado votos por bótox) va camino de ser la mejor propuesta del cubismo. Cada vez más, Sánchez se asemeja a ese Richard Nixon, el presidente que más mintió, engañó y persiguió las libertades de su propio pueblo. Todo lo que habla es ira y venganza, amenaza y uso. Nixon fue un paranoico cuya maldad lo era en función de su trono mantenido. Un esperpento como ya lo es Pedro Sánchez.
Todos los días de la Vuelta a España han sido una estrategia de comunicación televisiva planeada por esa banda, desde el Gobierno, con la pleitesía y colaboración mansa de TVE
Se afina el toreo, quizá demasiado. Elimina de su imaginario su pandereta iconográfica. O se la roba esa banda que ha decidido ser amo, dueño, patrón y propietaria de España. Un país donde protestar no es protestar. La protesta o manifestación como derecho es inversamente proporcional a la violencia. Todos los días de la Vuelta a España han sido una estrategia de comunicación televisiva planeada por esa banda, desde el Gobierno, con la pleitesía y colaboración mansa de TVE. Basta repasar planos, realización, cortes, comentarios… para concluir desde la más escueta inteligencia, que los grupos con colores de la bandera palestina jamás se situaban al azar. La Vuelta ha sido un escenario fabricado para una estrategia de comunicación.
Nunca apretaron de verdad para acabar con la Vuelta Ciclista en las etapas. Necesitan el final en Madrid para que terminara con 22 policías heridos y sólo 2 detenidos. Y, mientras duraba ese ‘Bienvenido Mr. Marshall’ al revés y compraban el método de ‘kaleborrokiano’ de los filoetarras urbanos, La España de tolerancia, convivencia, la España sin ira, giraba alrededor del toro. Un peruano en edad de crecer, Roca Rey, se jugaba la vida por enésima vez en Valladolid. Un veterano como Morante paraba de nuevo por heridas de guerra, en Francia sonaba La Marsellesa, en Albacete sonaba lo suyo y en todas partes se vivía de forma honesta y pacífica.
Ahí está ese podio de neveras de playa y sombrilla en el sótano de un hotel como símbolo y síntoma de esta España de pandereta que admitimos. Una España cainita en la que una banda que teme perder el privilegio del poder en medio de un ecosistema de robos juzgado en los tribunales (por mangar panderetas) cava trincheras para dividirnos. Dividen prohibiendo más el fumar, pero se lo llevan del tabaco. Dividen respecto a los toros, pero los usan y se benefician. Dividen respecto al uso de las desigualdades autonómicas, pero a sabiendas de que es un pago por un polvo. Han regresado al facha como tapadera de miedo de su totalitarismo progre.
Dividen con algo tan sutilmente humano como son los muertos en Gaza, pero esos muertos se las traen al pairo. Como a Nixon se la pelaba los que morían en Vietnam, paranoico y tirano, a Sánchez se la pela todo muerto que no sirva de cortina de humo. A ver si ahora resulta que al ‘Rey del Bótox’ le quita el sueño la salud del fumador, el toro en la plaza o el gazatí entre escombros. El único sueño que le quita el sueño es qué dirá la historia de su persona. La historia ya se adelantó para decirlo. Su cara manipulada es el reflejo de la manipulación de su alma.
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