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martes, 2 de septiembre de 2025

Efemérides taurinas. Tal día como hoy, en 1971, en Palencia: Luis Miguel Dominguín, El Viti y Palomo Linares

 

Palencia, 2 de septiembre de 1971: 11 orejas y dos rabos para Luis Miguel, El Viti y Palomo… Para meditar

Mundotoro.


Si mencionamos los nombres de Luis Miguel Dominguín, el de El Viti o el de Palomo Linares, nadie en sus cabales osaría no recogerlos como figuras del toreo de época. Luis Miguel, como uno de los dioses del toreoEl Viti, como un ortodoxo clásico y Palomo, como un heterodoxo de categoría popular. Bien. Un día como hoy del año 1971, en la Feria de San Antolín en Palencia, estos tres toreros salieron en hombros después de cortar 11 orejas y dos rabos. Algo impensable hoy.

¿Era el toreo de esa época regalía absoluta? ¿Eran los tres toreros mencionados un trío de populistas o funambulistas? ¿Era la ganadería de Garzón (lidiada esa tarde) tan excepcionalmente brava y buena? Preguntas para responder frente a una realidad: quizá viendo esas faenas con el ojo analítico de 2025, ni se hubieran cortado dos rabos ni se hubieran cortado 11 orejas por mucho que los toreros fueran Luis Miguel, El Viti y Palomo.

La visión del toreo de hoy se acomoda a una perfección evolucionado sin precedentes y, eso sí, camino de una mayor perfección y, por tanto, mayor exigencia. En el toro y en el toreo. Faenas históricas desde la de Antoñete en Las Ventas (a un toro que sería hoy el de una plaza leve de segunda) hasta la tarde de los ‘Victorinos’ en la llamada ‘corrida del siglo’ o alguna de las mismísimas faenas de César Rincón, vistas desde la analítica de hoy, hacen sonreír.

Puede ser que el toreo, en su evolución hacia lo perfecto haya creado, por un lado, una gigantesca imperfección: la inutilidad de las emociones mas simples y populares, las propuestas más salvajes o la admisión de estilos antagónicos e imprevisibles (los de los tres toreros mencionados). Y, por otro lado, en ese deseo de perfección de trazos y líneas, y de embestidas, se haya metido al toreo en la perfecta manga de la uniformidad (lo previsible por impuesto como únicamente válido).

Dos cosas que, sumadas, han colocado a la llamada ‘exigencia’ (el toreo de única perfección) por encima de las emociones. Sin tener en cuenta otras dos cuestiones. Una, que la perfección es el antagonista de la emoción. Y, dos, que las emociones no pueden vivir dentro de norma, patrón o formalismos únicos. Y, ahora, sería bueno responder a las preguntas del segundo párrafo.

PD: Ficha de entonces.

Feria de San Antolín, Palencia. Toros de Manuel Francisco Garzón. Luis Miguel Dominguín ( en el año de su regreso a los toros), cuatro orejas y un rabo; El Viti, tres orejas y un rabo; Palomo Linares, cuatro orejas.



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