Sepa cómo se visten los
toreros en cinco pasos
El vestido de luces, con un coste medio de 4.000 euros, tiene un
peso de cinco kilogramos y es excesivamente rígido.
ABC Sevilla
JESÚS BAYORT
01/09/2018
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Una hora. Ese el tiempo que tarda un
torero aproximadamente en vestirse al completo. El traje de luces, que tarda un
mes en ser diseñado y confeccionado por los sastres, no solo se compone de
taleguillas, chalequillo y chaquetilla; los complementos son cuantiosos, desde
unos pantys interiores hasta el «tornillo » que agarra un mechón de pelo y sostiene al añadido.
Los mozos de espadas se descomponen cuando el torero
tarda más de la cuenta en salir de la ducha. El tiempo apremia. Estos ayudantes
de los diestros son los encargados de tener perfectamente situada y preparada
la ropa de torear que lucirá esa tarde el torero.
El
mundo taurino, provocado por el alto riesgo que supone ponerse delante de un
morlaco, es el gremio con mayores manías que se pueda conocer. Unos comienzan a vestirse por
las medias, otros con el pie derecho, algunos por la castañeta, y lo que
ninguno tolera es que la montera se apoye en la cama (señal de torero caído).
ABC de Sevilla visita la sastrería taurina de Pedro Algaba, en la
calle Adriano, donde se realizó la prueba de un vestido
al novillero Pablo Páez, reciente finalista del ciclo de promoción de la Real
Maestranza de Caballería de Sevilla.
1. Las medias y los pantys
Las taleguillas están diseñadas con tanto ajuste al
cuerpo que los toreros necesitan ayuda de un elemento externo para conseguir
que el pantalón les llegue hasta el punto de encaje. Antiguamente los toreros
usaban una especie de calzón con el fin de que resbalase la taleguilla; hoy día
utilizan unos pantys de mujer que, por lo general, son de usar y tirar porque
las «carreras» son constantes de tanto estirar.
Una vez colocado el panty se ponen las medias. Siempre
son rosas, excepto algún motivo puntual como goyescas en donde el torero las
usan blanca. Dentro de las medias rosas hay tres modalidades: con espiga (negra
o rosa) o sin ella. Las medias también van por tallas y se miden en función de
donde quede colocada la espiga en la pierna: entre el peroné y los machos de las
taleguillas. En la parte superior del calcetín se colocan unas ligas para que
no cedan hacia abajo durante la lidia.
2. Las taleguillas y las zapatillas
A continuación el torero ya se encaja las taleguillas
que deberán ir «resbalando» hasta llegar a la «cruz», que es el punto de encaje
total. El mozo de espadas le irá dando leves tirones de los extremos superiores
para facilitarlo. Cuando lo consiga le pondrá los tirantes. Ahí llega el
momento más laborioso de la faena: atar los machos. El mozo de espadas hará un
nudo con un cordón que aparece en el extremo inferior de las taleguillas y en
el que se sujetan los dos machos.
Una vez anudados los machos se yudará de un gancho
para ir cerrando la botonera, de la que únicamente quedarán visibles media
parte de los machos. Los banderilleros, a diferencia de sus jefes de filas, no
tienen la ayuda de un mozo de espadas que les haga estas labores, siendo ellos
autónomos en todo momento para vestirse incluso en este proceso de amarrarse
los machos que, junto a la colocación de la castañeta, es el trámite más
difícil.
3. La camisa y el corbatín
Vuelta a empezar. Con los machos ya apretados, vuelven
a desprenderse de los tirantes y bajar la zona alta de la taleguilla hasta la
ingle. Es el momento de ponerse la camisa y el corbatín. La camisa clásica
siempre ha sido con chorrera, pero no pocos usan hoy una camisa lisa y
ajustada. La corbata generalmente es negra aunque se combinan colores en
conjunción con los colores de las perlas de la chaquetilla. La camisa lleva en
su parte inferior unos lazos a cada lado para que, una vez abotonada, se doble
pos la mitad y se ate y así la parte inferior no forme arrugas visibles con la
taleguilla ajustada.
4. Chalequillo y chaquetilla
Sólo queda la zona del torso por colocar: chalequillo
y chaquetilla. Algunos chalequillos traen hoy día incorporado en el dorso una
imitación del fajín porque muchos toreros le temen ante la posibilidad de que
el toros les enganche por esa zona y sea difícil soltarse.
La chaquetilla está compuesta, en primer lugar, por la
entretela que es un armazón. Hasta siete telas pegadas con calor lleva para que
consiga la rigidez necesaria para ser estética. El torero necesita la ayuda del
mozo de espadas para ser colocada. Es la parte del vestido que más comprime los
movimientos del torero.
5. Montera y castañeta
La castañeta no necesita obligatoriamente un instante
concreto en el que sea colocada. Algunos toreros lo prefieren al inicio y otros
al final.
Para colocar el añadido es necesario «pillar» un
mechón de pelo con un «tornillo» (una especie de horquilla que se cierra con
una rosca). El mechón de pelo no se selecciona al azar: para ello, el torero se
cala primeramente la montera y el mozo de espadas escoge el más centrado y
próximo a la finalización de la montera para que, posteriormente, el añadido
quede perpendicular.
Una vez que el «tornillo» está cogido, el torero se
desprende de la montera y se ata la castañeta (con un lazo/elástico que tiene
en su interior) alrededor de él. Aquí encuentran un serio problema los toreros
que sufren de calvicie: no tienen como atársela; entonces, la mayoría opta por
coserla al extremo de la montera aunque no quede igual de sujeta y se tambalee
con los movimientos.