Misterios de José Tomás: así es la dura prueba
personal a la que se somete en cada entrenamiento en el campo
Pablo López Rioboo (Cultoro)
jueves 12 enero, 2023
Terrible cogida en la plaza de Aguascalientes, en México, en 2010.
Cuentan los que le han podido ver a puerta cerrada que su compromiso llega
a tales niveles que incluso hace vestirse de luces a todos los picadores y
banderilleros que lleva.
Hablar de José Tomás es hacerlo de unos de los
pilares de la tauromaquia en los últimos 30 años. Un torero que ha
conseguido colarse entre la amalgama de figuras que han propiciado una
evolución palpable en la Fiesta. Durante toda su carrera ha puesto su
toreo al servicio de una tauromaquia que ha sabido captar
en cada momento aquello que pedía el aficionado.
José
Tomás, tras su alternativa en La Monumental plaza de
toros México en diciembre de 1995, prosiguió con su aventura americana antes de
volver a los ruedos españoles en 1996. A partir de ahí su
carrera empezó a subir enteros hasta llegar a su cenit en una temporada de
1999, donde alcanzó cotas inigualables, sin duda su mejor año. Abandonaría
los ruedos en septiembre de 2002 tras tener a sus espaldas
varias salidas a hombros de Madrid y Sevilla, amén de otras plazas relevantes
del circuito taurino europeo.
Volvería en 2007, pero
la gravísima cornada de ‘Navegante‘ en Aguascalientes en 2010 pararía en seco al
torero de Galapagar, un espada que aún acusa las secuelas de aquella tarde en la
plaza de toros azteca. Volvería a los ruedos tras un largo proceso de
recuperación, pero esta vez para hacer temporadas medidas y con carteles
escogidos. El torero se había convertido en mito, José llenaba las plazas y
seguiría demostrando que no iba a torear por torear, sino para sentirse y
emocionar a los aficionados.
Tras la pandemia volvió
en Jaén en pleno mes de junio en un cartel con cuatro toros, misma
fórmula que repetiría en agosto en Alicante. Únicamente cambió el marco y un
toro de Juan Pedro por un astado de Domingo Hernández. La plaza hasta la
bandera y José Tomás, colocándose donde los pies queman, sin
especular, sin dar un pasito al lado, volvió como se fue,
cruzando la línea en cada muletazo y dándole las ventajas siempre al animal.
Máxima exigencia en su preparación
José Tomás es un torero diferente al resto, no le
gusta dejarse ver, las tardes que torea están rodeadas de un gran misterio y
las tardes donde actúa están muy medidas, escogidas con detalle. Antes
y después de a pandemia sus actuaciones han sido las justas, no ha sobrepasado
los cinco festejos y salvo en Algeciras las otras tres
tardes, la competencia ha sido únicamente consigo mismo. Pero eso no quita para
que su preparación fuera de gran exigencia. La preparación en el campo es esencial,
por eso el madrileño exprime al máximo todos y cada uno de los tentaderos.
Jandilla, Victoriano del
Río, Garcigrande, El Pilar o La Palmosilla son algunas de las ganaderías donde
a José le gusta ir a tentar, hierros que han supuesto mucho para su carrera, tanto en el
terreno personal como en el profesional. Con casi 30 años de alternativa -los
cumplirá en 2025- sigue exigiéndose al máximo e
intentando evolucionar como torero, por eso cada tentadero es
como si fuera un festejo en la plaza, y eso bien lo saben quienes están a su
lado.
Un equipo que le
acompaña al campo, porque José requiere de la entrega de una cuadrilla que debe
conocerse al milímetro, sabe que la coordinación es esencial, por eso involucra en el
entrenamiento a una cuadrilla a la que defiende a capa y espada. Sin duda un
claro ejemplo de un torero que pese a prodigarse poco por los ruedos,
se prepara en el campo como si fuera a lidiar 50 corridas de toros.
Cuentan los que le han podido ver a puerta cerrada que su compromiso
llega a tales niveles que incluso hace vestirse de luces a todos los picadores
y banderilleros que lleva a entrenar al campo (a los que
también paga religiosamente su sueldo a pesar de ser un entrenamiento).
En
más de una tarde a puerta cerrada ha llevado su propia UVI móvil a
la puerta de la plaza por lo que pueda pasar.
Su compromiso
con su profesión es tal que cruza la línea incluso en esas tardes de
preparación. Tampoco escatima en gastos a la hora de comprar
toros para su lidia a puerta cerrada, algo que es de valorar, visto el precio
que se está pagando hoy en día en la plaza. Un José Tomás que ni mucho menos ha
dado un paso atrás pese a la reducción de sus temporadas, su implicación con el
toreo es total.
Y eso se nota, como no podía ser de otra forma.
ResponderEliminarUn saludo
Es otra dimensión del escalafón.
EliminarSaludos.