AL NATURAL
OneToro y el histórico (y ya arcaico) muro que debe derribar para poder retransmitir las ferias
martes 14 febrero, 2023
Hoy es un día funesto para el mundo del toro: al
gigante Movistar se le ha
acabado la paciencia con los toros y ha decidido cerrar el canal taurino de su
plataforma. Y ningún aficionado en su sano juicio puede alegrarse de que
desaparezca otro medio especializado en una tauromaquia cada vez más
acorralada. No; no es buena noticia para nadie. Ni para la información, ni para
la formación ni para el ‘músculo’ de un sector que sigue sin hurgarse
las tripas para identificar sus problemas. Y son muchos.
Lo cierto es que este cierre -una muerte de la que el
canal ha escapado por pelos cada año por la costumbre que tenemos de no
aprovechar los inviernos- plantea varias situaciones comprometidas que
dejan a quien le ha tocado ejercer de’verdugo’ una papeleta tremendamente
peligrosa de cara a la opinión pública. OneToro ha
venido para cambiar las cosas, es verdad, pero debemos saber lo que ello implica.
Que no es nada fácil de conseguir.
Actualmente, la temporada de Madrid al
completo, la de Valencia a partir del mes de julio y la Feria de Abril de
Sevilla ya están en manos del nuevo operador. Pero nadie se ha preguntado
cuál va a ser el modelo de negocio en la nueva realidad. Ni siquiera hemos
pensado en lo nueva que es una realidad que, de momento, ha convertido
la televisión convencional en un streaming hacia el que el toreo solo se ha
encaminado cuando las circunstancias le han obligado. Y esto, por muy
obligado que se haya visto un sector muy poco abierto a los cambios, modifica
todas las relaciones que participan en la consecución de un evento en directo.
Onetoro sólo negociará con los empresarios
Entre ellas, las entidades participantes en una
negociación que a partir de ahora será única y exclusivamente con la empresa
organizadora del evento correspondiente. Y ese acuerdo deberá incluir
cualquier derecho de imagen a que tenga derecho -o crea tenerlo- cualquier
entidad ajena a las partes que firman el contrato. Si las hubiere -que las
habrá- tendrán que hablar directamente con el empresario, porque el
operador de streaming no reconoce ningún otro interlocutor válido. Como
sucede en todos los demás eventos que se retransmiten por streaming en el resto
de actividades del mundo, por cierto. Porque esto es un primer paso para
cambiar las cosas.
Pero debería haber más. ¿Alguno de ustedes
entendería que el utillero del Real Madrid quisiese cobrar derechos de imagen
porque le han dicho que esa es la panacea que asegura cobrar algo cuando te
dejan a deber el sueldo? Es eso, y no otra cosa, lo que ocurre en el
toro desde hace lustros, con la connivencia de empresarios y -sobre todo-
figuras. Los matadores que van por los mínimos con una ‘tía’ y encantados de que
les pongan para poder enseñar cómo se juegan la vida bastante tienen con lo que
tienen. Y esos son los que no ven un duro, y puede que no les quede ni
para el alquiler de ese mes, después del esfuerzo. Pero los que llevó en su
cuadrilla y a los que les pagó religiosamente lo estipulado -aunque él palmase
pasta- cobraron de la tele como Dios pintó a Perico. Y no les importó una
mierda la situación del matador, porque suponen que ya está su sindicato para
ocuparse de ellos. Y esa es otra: la Unión de Toreros…
El papel fundamental de la Unión de Toreros: ¿en qué equipo juega?
Si todos buscasen en ella los mismos objetivos,
tendría sentido, sin duda. Pero ¿qué tienen que ver los objetivos de El
Juli con los de Fernando Tendero? Y son los dos igual de respetables.
Pero Tendero tendrá que amoldarse a lo que Julián pueda conseguir para él,
porque no tiene manera de hacerlo él mismo. Por eso son las figuras las
que deben imponerse a los atropellos que se han visto hasta consolidados como
derechos hasta ahora. Y lo cierto es que cuando la UT ha tenido que
posicionarse a este respecto no lo ha hecho con Tendero, sino con su cuadrilla,
sea la que sea. A Luis Miguel Dominguín le iba a decir un banderillero suyo que
quería cobrar derechos de imagen… Hoy no; ¡mañana!
Hoy no vivimos los tiempos de Luis Miguel. Para bien y
para mal. Por eso hoy cada cual tiene que percibir sus emolumentos
atendiendo a su participación en el espectáculo, y eso, en la era del click,
las cookies consentidas y las estadísticas, pasa por porcentajes que tendrán
que acordar con su jefe, es decir, el matador. Porque es con él con quien
actúan y de quien cobran el sueldo. Y luego, que el apoderado acuerde con el
empresario lo que sea menester. Pero ¿qué tiene que ver el que se juega la
pasta -un pastizal, por cierto- en una adquisición de derechos de
retransmisión con los empleados de uno de los actores principales?
Correcto: nada en absoluto.
Por eso la pregunta fundamental que habría que hacerle
a la Unión de Toreros -en cuyo seno militan más ‘tenderos’ que ‘julis’- es muy
simple: ¿en qué equipo juega? Ahora tiene la oportunidad de demostrarlo.
Fuente: Cultoro
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